Dos Cardenales católicos y más de 70 líderes religiosos demandaron a los parlamentarios, gobiernos y juristas investigar y hacer justicia por los crímenes cometidos por el Gobierno comunista chino contra la etnia uigur.
En un comunicado del 8 de agosto, el Arzobispo de Yangon y presidente de la Federación de las Conferencias Episcopales de Asia, Cardenal Charles Maung Bo; el Arzobispo de Yakarta (Indonesia), Cardenal Ignatius Suharyo, y otros 74 líderes religiosos dijeron que el trato del Gobierno chino a los uigures es “una de las tragedias humanas más atroces desde el Holocausto”.
Además, pidieron “oración, solidaridad y acción para poner fin a estas atrocidades masivas” contra la minoría musulmana en China.
“Después del Holocausto, el mundo dijo 'Nunca más'. Hoy, repetimos esas palabras: 'Nunca más', una y otra vez. Apoyamos a los uigures. También apoyamos a los budistas tibetanos, a los practicantes de Falun Gong y a los cristianos de toda China que enfrentan la peor represión contra la libertad de religión o creencias desde la Revolución Cultural”, dijeron.
“Hacemos un simple llamado a la justicia para investigar estos crímenes y hacer que los responsables rindan cuentas y establezcan un camino hacia la restauración de la dignidad humana”, añadieron.
En el comunicado también firmaron el Arzobispo Emérito de Canterbury, Rowan Williams; y otros líderes musulmanes, judíos, budistas y cristianos, que citaron el encarcelamiento de un millón de musulmanes en China y la campaña de esterilización forzada, entre las “muchas persecuciones y atrocidades masivas”.
Según varios informes, entre 900 mil y 1.8 millones de uigures y otras minorías étnicas fueron encarcelados en Sinkiang, provincia del extremo noroeste de China. Además, el Gobierno ha establecido más de 1.300 campos de detención, donde los sobrevivientes informaron haber sido sometidos a adoctrinamiento político y antirreligioso, tortura, palizas y trabajos forzados.
El 29 de junio, la agencia de noticias estadounidense AP señaló que muchos uigures también habían reportado que las autoridades los habían obligado a implantarse el dispositivo intrauterino DIU y a tomar otras formas de control de la natalidad, así como a someterse a abortos y esterilizaciones para hacer cumplir las políticas de planificación familiar de China. Un experto señaló a AP que la campaña china es un “genocidio, punto final”.
Además, las autoridades establecieron un sistema de vigilancia masiva en la región para rastrear los movimientos de las personas, uno que incluye muestreo de ADN y tecnología de reconocimiento facial, así como plataformas policiales predictivas.
En el documento, los líderes también dijeron que la campaña china de esterilización forzosa de mujeres uigures en cuatro prefecturas podría elevar esta acción al nivel de genocidio, según la Convención sobre el Genocidio de 1948.
“El claro objetivo de las autoridades chinas es erradicar la identidad uigur. Los medios estatales de China han declarado que el objetivo es romper su linaje, romper sus raíces, romper sus conexiones y romper sus orígenes”, señalaron.
Además, los líderes advirtieron que “los parlamentarios, gobiernos y juristas tienen la responsabilidad de investigar” y afirmaron que “como líderes religiosos, no somos activistas ni formuladores de políticas. Pero tenemos el deber de llamar a nuestras comunidades a sus responsabilidades de cuidar a sus semejantes y actuar cuando corren peligro”.
Otros líderes religiosos que firmaron la declaración fueron 20 rabinos, 19 imanes, el representante del Dalai Lama en Europa y el Arzobispo copto-ortodoxo de Londres, Mons. Angaelos. Además, también firmaron otros líderes católicos como el Obispo de Clifton (Reino Unido), Mons. Declan Lang, y el P. Nicholas King, capellán de la Universidad de Oxford.
Traducido y adaptado por Cynthia Pérez. Publicado originalmente en CNA.
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