El 30 de julio los obispos de Inglaterra emitieron un documento de tres páginas en el que afirman que la Iglesia Católica apoya las vacunas para proteger a los más vulnerables.
El texto, en el que ofrecen “claridad y explicaciones a los católicos sobre los asuntos morales respecto a las vacunas”, recuerda que la “Iglesia Católica apoya las vacunas y recuerda el deber primordial de los católicos de ser vacunados, no solo por su salud sino en solidaridad con otros, especialmente los más vulnerables” como las embarazadas y los niños.
“Creemos que existe el deber moral de garantizar la cobertura de vacunación necesaria para la seguridad de otros”, destacaron.
Tras recordar que la Iglesia se opone al uso de vacunas producidas con tejidos de bebés abortados, los obispos precisaron sin embargo que “ante la importancia de la salud de un niño y otras personas vulnerables, la Iglesia podría permitir que los padres usen una vacuna que en el pasado se desarrolló usando estas células diploides”, es decir con dos pares de cromosomas.
Los obispos citaron un documento de 2017 de la Pontificia Academia para la Vida que señala que “todas las vacunas clínicamente recomendadas pueden ser usadas con clara conciencia y el uso de estas vacunas no significan algún tipo de cooperación voluntaria con el aborto”.
Los prelados también indicaron que rezan por quienes están buscando desarrollar una vacuna para el coronavirus, que hasta este 31 de julio ha cobrado la vida de 679.331 personas en todo el mundo.
“Creemos que la búsqueda ética de esa vacuna es posible”, subrayaron.
El documento está firmado por Mons. Paul Mason, responsable de salud del Episcopado inglés: y Mons. John Sherrington, responsible del área provida.
El texto recuerda además que en julio de 2019 Mons. Sherrington escribió al Departamento de Salud y Atención Social del Reino Unido pidiendo que en las vacunas no se use “material de células no humanas sino células humanas éticamente obtenidas”, como las células madre no embrionarias.
El Departamento de Salud respondió que “en los casos en los que se puede probar que son igualmente efectivas y seguras como la vacuna original, los productores han introducido alternativas a las células humanas diploides. Sin embargo, este no ha sido el caso para las vacunas de la rubéola, la rabia o la hepatitis A”.
“Sepan que no se usará nuevo tejido humano fetal para hacer estas vacunas. Además, el Departamento no conoce ninguna vacuna nueva que haya sido producida usando células humanas diploides”, agregó.
Finalmente los obispos alentaron a los católicos a “comprometerse en la protección de los más vulnerables en nuestra sociedad con el método de la vacunación efectiva”.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA
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