Según recuerda Vatican News, era el 23 de agosto de 2008 cuando se desencadenó un ataque sin precedente contra los cristianos en el distrito de Kandhamal. Más de 100 personas fueron asesinadas, se destruyeron 395 edificios entre iglesias y lugares de culto y 6.500 casas particulares y de diversas instituciones educativas, sociales, sanitarias fueron devastadas y saqueadas. Más de 50 mil fieles dejaron el distrito y tuvieron que huir. Sus propiedades fueron ocupadas y secuestradas de manera abusiva.
En ese momento, el Papa Benedicto XVI lanzó un llamamiento en la audiencia general del 27 agosto de 2008 en el que condenaba “con firmeza cada ataque a la vida humana cuya sacralidad exige el respeto de todos, expreso mi cercanía espiritual y mi solidaridad a los hermanos y hermanas en la fe tan duramente probados”.
Fue una onda de violencia que duró algunos días. Los extremistas hindúes habían acusado a los cristianos del homicidio del líder religioso Swami Laxmanananda Saraswati, que en lugar fue reivindicado por grupos rebeldes maoístas.
12 años después “la herida sigue todavía abierta”, aseguró a Vatican News el periodista de la agencia Asia News Paolo Affatato, y precisó que ésa fue “la experiencia más dolorosa de la Iglesia en India” y todavía hoy permanece impune porque los responsables siguen libres.
Por la muerte del líder hindú que desencadenó esa ola de violencia fueron arrestados 6 cristianos cuyo proceso de apelación está todavía en curso, de ellos 5 son analfabetos y 1 tiene discapacidad mental. En el mes de diciembre de 2019 fueron puestos en libertad con fianza por parte de la Corte Suprema.
Ese crimen fue un pretexto para desencadenar abusos contra la población más débil, según declaró Affatto que subrayó que estos 7 cristianos están todavía a la espera de la sentencia con la esperanza de que sean reconocidos inocentes.
Desde Vatican News también muestran que según un reciente estudio de dos abogados, los porcentajes de condenas en los procesos por violencia contra los cristianos por los hechos de Khandamal es muy baja, tan sólo en torno al 5% de los casos que se presentaron en los tribunales.
De hecho, de las 3.300 denuncias presentadas a la policía, sólo 727 casos fueron tomados en consideración y llegaron a los tribunales, concluyéndose con la absolución, a menudo por la falta de pruebas y testimonios, para el 88% de los imputados.
Y mientras las más de 50 mil personas desplazadas todavía continúan en esta situación, por eso se pide un proceso de verdad y justicia. La plataforma “National Solidarity Forum”, que aglutina más de 70 organizaciones de la sociedad civil india y que nació tras estos hechos en el año 2008, reclama que el 25 de agosto se celebre una jornada de memoria por las víctimas.
Según informa Affatto a Vatican News el trabajo de la Iglesia local en la India es una presencia constructiva, dedicada a la enseñanza, la promoción de la igualdad para los pobres y a las obras que tienen como objetivo el bien común. En un estado como Orissa, uno de los más pobres de la India con casi 36 millones de habitantes de los que el 40% son de la última casta, la presencia de la Iglesia es importante especialmente para el beneficio de las personas más débiles.
En Orissa, la cercanía de la Iglesia a los pobres y en su trabajo para la promoción social ha hecho que se den conversiones espontáneas al cristianismo algo que, según afirma Affatto, “es uno de los motivos de ensañamiento que han tomado los extremistas hindúes contra los cristianos”.
Con motivo del 12 aniversario de esa masacre, los cristianos en India fueron llamados a vivir un tiempo de oración.
Mons. John Barwa, Arzobispo de Cuttack-Bhubaneswar, aseguró a la agencia Fides que “hoy seguimos adelante con el coraje de vivir y testimoniar la fe cristiana al prójimo, según la mirada evangélica de la compasión, el perdón y la acogida”.
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