El Dicasterio para las Causas de los Santos del Vaticano aclaró el 5 de septiembre que el niño era un recién nacido, añadiendo que recibió un "bautismo de sangre" y que, por tanto, fue incluido entre los mártires.
El P. Niemczak expresó que le conmovía que la fiesta elegida para la familia, el 7 de julio, fuera el día del aniversario de bodas de Józef y Wiktoria, el "cumpleaños de la familia". La beatificación de los Ulma es un "gran testimonio de la unidad de una familia... de que una familia es más grande que la suma de sus partes".
El presbítero contó previamente a CNA que, mientras discernía su vocación al sacerdocio cuando era joven, las historias que escuchó sobre los Ulma "marcaron el tono" para el tipo de fe que quería vivir, y se encontró deseando asumir su vocación sacerdotal "tan heroicamente como ellos vivieron" su vocación de padres.
"Es fácil leer estas historias y pensar que las figuras que aparecen en ellas son muy distantes en el tiempo y en el espacio... Pensar, ¡caramba!, deben de haber sido como personas sobrehumanas. Yo no podría hacer eso. Pero cuando escuchas que son tus familiares, hay algo sorprendente en ello", enfatizó.
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