“El auténtico desarrollo — continuó el Pontífice — debe ser global, compartido por todas las naciones y en todas las partes del mundo, o retrocederá incluso en áreas marcadas hasta ahora por un progreso constante”.
Más tarde, el Santo Padre posó su mirada sobre los objetivos de paz mundial y resaltó la importancia de que “las estructuras intergubernamentales puedan ejercer eficazmente sus funciones de control y orientación en el sector económico ya que la consecución del bien común es un objetivo fuera del alcance de los Estados individuales, incluso de los dominantes en términos de poder, riqueza y fuerza política”.
“Las organizaciones internacionales también tienen el reto de garantizar la consecución de esa igualdad que es la base del derecho de todos a participar en el proceso de pleno desarrollo, con el debido respeto a las diferencias legítimas”, señaló.
Por último, instó de nuevo a los participantes del foro a que sean conscientes de su responsabilidad moral “en la lucha contra la pobreza, la consecución de un desarrollo integral para todos nuestros hermanos y la búsqueda de una convivencia pacífica entre los pueblos”.
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