25 de enero de 2024 / 12:01 AM
Cada 25 de enero, la Iglesia Católica celebra el milagro de la conversión de San Pablo, Apóstol del Señor, a quien también llamamos “apóstol de los gentiles” o “apóstol de las naciones” porque recibió directamente de Cristo resucitado la misión de anunciar el Evangelio a todas las naciones. San Pablo, al lado de San Pedro, ejerció un papel decisivo en la conformación de la naciente Iglesia de Jesucristo.
Pablo, de origen judío, había sido un fiero perseguidor de cristianos. Su celo por la conservación de la Ley judía lo había convertido en enemigo de todo aquel que se proclamase discípulo del Señor. Para él Jesús había sido un impostor, alguien que se proclamó hijo de Dios y mesías sin serlo, postura que, en palabras del Papa Benedicto XVI, evidenciaba “su realidad interior, su ceguera respecto de la verdad, de la luz que es Cristo”.
Será «su "sí" definitivo a Cristo en el bautismo [el que] abre de nuevo sus ojos, y lo hace ver realmente».
Publicar un comentario