Mujer con ELA explica cómo ser “apóstol del sufrimiento” sin dejar de pedir la curación

Horas después de publicar esta entrada, Águeda añadió una reflexión al respecto de cómo se siente tras cada petición de sanación: “Después de estos intentos de curación, me digo a mí misma: ‘Ya no lo intento más’ porque me quedo chafada. Me pasó en Santiago de Compostela, en Santo Toribio de Liébana, Roma, Tierra Santa, Lourdes, Fátima, Garabandal, San Giovanni Rotondo, y unas cuantas Misas de sanación”. 

Pese a los desencantos, Águeda encuentra sentido en aceptar ser apóstol en su condición, pero anhelar la recuperación física: “Comprendo que si no deseo con todo mi ser ser sanada, mi ofrenda de ser apóstol del sufrimiento tendría poco valor”. 

“Es como la muerte de Jesús; sin Getsemaní parecería menos. Por eso no dejaré de intentarlo nunca”, concluye. 

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