Cierto día, cuando aún no era temporada de las flores, Margarita se sentía muy triste y quería recibir los consejos de su hermano. La tradición indica que ella se puso a rezar de rodillas con mucho fervor y en eso floreció un árbol de mimosas.
Cortó algunas flores y se las mandó a su hermano. San Honorio, al verlas, fue a estar con su hermana y alegrarla. Esta fue la última ocasión que se vieron, porque al poco tiempo Margarita murió.
Hoy la isla Lero se llama Santa Margarita y la de Lérins, San Honorato. Según la EC, San Honorato murió en brazos de su discípulo San Hilario de Arlés, quien le sucedió en la sede arzobispal.
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