Tras el estallido de la Guerra Civil, la comunidad fundacional de este convento fue detenida y trasladada a la casa de las ursulinas en Getafe. Las monjas permanecieron después refugiadas durante 14 meses en una casa de la calle Claudio Coello de Madrid.
Tomada la decisión de salir del Madrid dominado por las fuerzas anticlericales, lograron salir de España y, tras una visita al Santuario de Lourdes en Francia, retornaron a la provincia de Salamanca, al noroeste de España.
Durante esos meses, en plena guerra, Santa Maravillas fundó un nuevo convento a petición del Obispo de Coria, Mons. Francisco Barbado y Viejo, OP. Al concluir el conflicto fratricida en 1939, la comunidad retornó al Cerro de los Ángeles.
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