“Fátima, la película” es un film hermoso y conmovedor. ¿Quién se puede resistir a una historia sobre la Madre del cielo que ayuda a un mundo perdido y que les dice a sus hijos pródigos exactamente cómo y por qué necesitan volver a su Padre para alcanzar la paz?
Aunque las apariciones de la Virgen de Fátima y el milagro del sol ocurrieron hace 103 años y desde entonces han sido conocidas por millones de personas, el atractivo de la cinta supera los límites establecidos. Los devotos de Fátima: católicos, no católicos y personas que no se consideran religiosas encontrarán algo a considerar en esta película.
“Fátima, la película” no es un remake o nueva versión de la cinta El Milagro de Nuestra Señora de Fátima de 1952.
En la cinta de 2019 hay un realismo inequívoco, poniendo a los espectadores en los campos de Portugal, en un pueblo donde el reloj se ha “detenido” dando vida a la aldea de Aljustrel y la Cova (cueva) de Iría, donde la Sierva de Dios Lucía, la familia Santos y los santos Francisco y Jacinta, así como la familia Martos vivieron en 1917.
Lo que sucedió en Fátima hace más de un siglo se presenta en la película como recuerdos de una hermana Lucía ya mayor, cuando era monja carmelita. El personaje del profesor Nichols, interpretado por Harvey Keitel, es un conocido no creyente de eventos sobrenaturales que visita a la vidente de Fátima en su monasterio en Coimbra.
Nichols, un personaje que no existe en la historia real, escribe en la cinta un libro sobre esos fenómenos y quiere oír de primera manos lo que ella experimentó porque, como él admite, hay eventos alrededor de Fátima que son inexplicables.
La actriz brasileña Sonia Braga encarna a Sor Lucía, quien delicadamente muestra que la vidente de Fátima tuvo una vida inmersa en la fe y, en este caso, gran paciencia ante Nichols, que pese a ser escéptico, escucha sinceramente a la religiosa.
Keitel pregunta en la cinta sobre los eventos en Fátima durante los seis meses comprendidos entre mayo y octubre de 1917, además de la introducción a esas apariciones con las visiones del Ángel de la paz un año antes.
El film muestra que en la época de las apariciones los masones tenían el poder y difundían sus ideas ateas y comunistas. La guerra además llega al lugar y, entre otras cosas, el alcalde local lee diariamente en la plaza del pueblo una lista de muertos y desaparecidos.
La película, aunque no sigue exactamente las descripciones de Sor Lucía sobre las apariciones, si busca ser fiel a la mayoría de elementos y al mensaje de la Virgen de Fátima.
La Virgen es interpretada con delicadeza y sencillez por la actriz portuguesa Joana Ribeiro, quien muestra a María con su bello amor maternal, amabilidad y preocupación.
Stephanie Gil, quien hace el papel de Lucía durante las apariciones, muestra su carácter cuando no le creen, algo que incluyó a su madre que no le creía al principio. La pequeña quiere obedecerla pero no quiere desobedecer a su madre celestial y sus pedidos. Gil afronta en la cinta el sufrimiento al ser confrontada por el alcalde y las preguntas del obispo.
Alejandra Howard, una niña de ocho años, da vida a Jacinta, otra de las videntes, que se vuelve más reservada y determinada luego de la primera aparición. El actor Jorge Lamelas hace el papel de Francisco, quien aparece como capaz de ver a la Madre de Dios en una de las apariciones, pero es incapaz de escuchar sus palabras, algo que realmente ocurrió.
Goran Visnjic da vida al temido e iracundo alcalde masón Artur de Oliveira Santos, que encarcela a los videntes. Si bien hay algunas licencias en el guión como que los fieles rezaron afuera de la cárcel para liberarlos, algo que no ocurrió, “Fátima, la película” no teme hablar del Rosario, ya que en la aparición de octubre la Virgen se identifica como “Nuestra Señora del Rosario”.
La cinta tampoco evita las visiones del infierno de los niños. La Virgen les dice que “esto es lo que va a pasar si los pecadores no se convierten”. El film también recuerda las predicciones del Tercer Secreto de Fátima sobre el Papa que camina en una colina.
El director y coescritor Marco Pontecorvo maneja las escenas con mucho cuidado y sin sensacionalismo
Fátima, dadas las limitaciones del tiempo actual, no detalla cada palabra de cada aparición, pero sí hace justicia a los principales mensajes de la Virgen con una bella presentación. Es la película justa y necesaria para estos atribulados tiempos.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en el National Catholic Register
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