El Parlamento Europeo nominó al Arzobispo de Mosul al “Premio Sájarov 2020” en reconocimiento a su labor de proteger los derechos humanos y libertades fundamentales en Irak durante el acecho del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS).
El Arzobispo caldeo (católico) de Mosul, Irak, Mons. Najib Mikhael Moussa, fue nominado al Premio Sájarov de este año por “favorecer la evacuación de cristianos, sirios, caldeos hacia Kurdistán iraquí” ante la amenaza de ISIS y proteger la historia de la Iglesia en Oriente al salvar “más de 800 manuscritos históricos del siglo XIII al siglo XIX”, señaló la Unión Europea en el comunicado.
En la madrugada del 7 de agosto de 2014, el entonces P. Moussa, sacerdote dominico que fue nombrado Arzobispo en 2019, se vio obligado a huir con otros religiosos a la Llanura de Nínive y luego al Kurdistán iraquí, ante el avance de ISIS en Irak desde inicios de junio de ese año.
“Evacuamos en camión una buena parte [cerca de la mitad] de los manuscritos de Qaraqosh [Bajdida, antes la ciudad cristiana más grande Irak] a Erbil, en el Kurdistán (iraquí)”, dijo el sacerdote a AFP en 2015. Todas las cajas llegaron bien y fueron guardadas en un lugar secreto, días después los terroristas destruyeron las bibliotecas de Mosul y Qaraqosh, añadió.
Durante años, preservó y digitalizó los más de 800 antiguos manuscritos elaborados en idiomas como arameo, armedio, árabe y siríaco, miles de libros y cartas de cien años de antigüedad, que incluyen textos sobre filosofía, historia, literatura, música y espiritualidad cristiana y musulmana.
Los manuscritos, que prueban la antigua presencia del cristianismo en la zona mesopotámica, ubicada entre los ríos Tigris y Éufrates, “fueron digitalizados y expuestos al público en exposiciones en Francia e Italia. Desde 1990 [Mons. Moussa] ha contribuido a la conservación de más de 8 mil volúmenes y 35 mil documentos de la Iglesia de Oriente”, precisó el Parlamento Europeo.
En declaraciones a Asia News, Mons. Moussa dijo que “un pueblo sin herencia cultural es un pueblo muerto” y enfatizó que “no solo es un deber salvar el patrimonio” que está “en peligro de extinción”, sino “también y por sobre todo a las personas”.
En ese sentido, señaló que este reconocimiento es “un honor” que “no es a título personal, sino para todo Irak” y que lo comparte también con los pueblos de Siria, Líbano y Yemen que “sufren o han sufrido” durante años de guerra y violencia yihadista.
La nominación es una forma de recordar “a las víctimas inocentes, especialmente a los yazidis, un pueblo pacífico que tuvo que afrontar una verdadera tragedia y a los que me siento particularmente identificado”, dijo. También, es “un estímulo para todos los iraquíes que sufren, pero quieren seguir viviendo”, añadió.
Para el Prelado, salvar los manuscritos “de las garras yihadistas” fue parte de una “operación de rescate” que tuvo éxito gracias a la ayuda providencial de Dios que permitió que grupos musulmanes y muchos jóvenes se sumen a esta misión pese a estar en peligro de muerte.
Mons. Moussa recuerda que “para salvar a las personas y los manuscritos durante el avance de las fuerzas del Estado Islámico, se necesitaban muchos pies y muchas manos. En ese momento, le pedí a Dios que tuviera diez pies y diez manos para salvar a las personas y a los libros, y Él respondió enviándome muchos jóvenes que me ayudaron en esta misión”.
“Las balas volaban sobre nuestras cabezas, mientras tratábamos de protegernos con nuestras manos que a su vez llevaban los preciosos volúmenes” durante el inesperado vuelo, dijo. Fue una “respuesta compartida de todos, incluidos los musulmanes que hicieron un trabajo extraordinario para ayudar a las familias cristianas y salvar su herencia cultural”, añadió.
Mons. Moussa también recordó el peligro que aún afronta el país y el mundo no solo a causa de ISIS y exhortó a reconstruir la paz en Mosul y todo Irak de forma concreta y bajo principios de ciudadanía, fraternidad y dignidad humana.
“Irak podría ser subyugado por países vecinos y fuerzas externas. Esto es inadmisible. No podemos permitir que Daesh (ISIS) sea reemplazado por fuerzas que son igualmente, si no más peligrosas”, advirtió.
Por ello, ahora más que nunca “necesitamos una paz verdadera para continuar viviendo como una comunidad basada en el principio de la ciudadanía, superando barreras de raza, religión, etnicidad… Esta es la única solución viable para el futuro”.
El Prelado señaló que para alcanzar esta meta “se necesita reconstruir las casas, las iglesias y el trabajo, al ofrecer a los jóvenes empleos que eviten que deseen huir”.
La dignidad humana debe ir acompañada del “valor supremo de la educación en las escuelas, iglesias, mezquitas, donde es necesario combatir el odio por todos los medios y alentar declaraciones positivas sobre la hermandad. La educación sigue siendo la mejor arma contra el oscurantismo y el mal de nuestro tiempo”, concluyó.
El ganador del Premio Sájarov de 2019 fue Ilham Tohti, economista de la etnia uigur que lucha por los derechos de su comunidad ante los crímenes de lesa humanidad perpetrados por el Gobierno en China.
En junio de 2014 el ISIS conquistó Mosul y con ello causó el éxodo de cientos de miles de cristianos y otras minorías religiosas hacia el Kurdistán iraquí. En los territorios ocupados, los yihadistas perpetraron conversiones y matrimonios forzados, tráfico de personas, venta de mujeres como esclavas sexuales, entre otros abusos contra cristianos y otras minorías religiosas.
El 9 de julio de 2017 Mosul fue declarada libre del control de ISIS, luego de tres años de combates en los que participaron el ejército iraquí, las fuerzas kurdas y la coalición internacional liderada por Estados Unidos. Hoy, la ciudad lucha por regresar a la situación anterior a la ocupación de los yihadistas y su esperado regreso se da más lento de lo esperado.
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