Se cumplen 30 años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, el libro que compila toda la fe, doctrina y moral católicas.
El 7 de diciembre de 1992, San Juan Pablo II presentó el Catecismo “con el compromiso de volver a expresar, en un lenguaje más acorde con las necesidades del mundo actual, la perenne verdad católica”.
Durante la presentación del Catecismo, el Papa peregrino manifestó su intención de “exponer los contenidos de la fe de manera conforme a la verdad bíblica, a la genuina tradición de la Iglesia y, en particular, a las enseñanzas del Concilio Vaticano II”.
El Catecismo de la Iglesia Católica es fruto del trabajo de una comisión creada por San Juan Pablo II en 1986, en respuesta a la solicitud de los Padres sinodales en 1985.
Los obispos integrantes de esta comisión fueron Jorge Medina Esteves (Chile), Estanislao Esteban Karlic (Argentina), Jean Marcel Honoré (Francia), David Konstant (Inglaterra), José Manuel Estepa Llaurens (España), Alessandro Maggiolini (Italia) y Joseph Ratzinger (Alemania).
Durante la elaboración del Catecismo, la comisión sometió los textos a la consulta de todos los obispos católicos, de sus Conferencias episcopales o de sus Sínodos, así como de los institutos de teología y catequética.
Tras seis años de trabajo, San Juan Pablo II aprobó el texto final del Catecismo y anunció su publicación a través de la Constitución Apostólica Fedei Misterium.
En este documento, San Juan Pablo II expresó que “este Catecismo es el fruto de una colaboración de todo el Episcopado de la Iglesia católica, que acogió con generosidad mi invitación a asumir su parte de responsabilidad en esta iniciativa que atañe de cerca a la vida eclesial”.
“Yo lo considero un instrumento válido y legítimo al servicio de la comunión eclesial, y una regla segura para la enseñanza de la fe”, dijo entonces el Papa polaco.
Luego de su publicación, el texto del Catecismo solo ha recibido leves modificaciones.
Sin embargo, en 2018, el Papa Francisco reformuló el artículo 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica para expresar la inadmisibilidad de la pena de muerte en cualquier circunstacia “porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona”.
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