Luego de dos años de proceso penal, la justicia argentina condenó este jueves a 12 años de prisión al sacerdote Manuel Pascual, de la Arquidiócesis de Buenos Aires, acusado de abusar sexualmente de dos religiosas durante cuatro años.
La sentencia es por los delitos de “abuso sexual gravemente ultrajante y con acceso carnal perpetrado de manera continuada entre los años 2012 y 2016” y “abuso sexual gravemente ultrajante perpetrado de manera continuada entre los años 2014 a 2016” contra dos religiosas de la congregación de las Hermanas de San José.
Se trata de delitos agravados por haber sido ejecutados por un ministro de un culto reconocido, explica el portal del Ministerio Público Fiscal.
En octubre de 2022, el fiscal Andrés Esteban Madrea, a cargo de la Fiscalía General Nº 3, había solicitado 15 años de prisión para el sacerdote.
Además, requirió que el acusado, que había permanecido con prisión preventiva en la cárcel de Ezeiza y luego fue excarcelado, sea nuevamente detenido de forma efectiva.
En el juicio, que comenzó en marzo de este año a cargo del Tribunal Oral N° 3, intervino además la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres.
De acuerdo a las acusaciones, los abusos se cometieron en dos lugares: un campo llamado La Ermita, en el partido bonaerense de Capitán Sarmiento, donde hay una casa de retiros; y el Hogar Amparo Maternal, de la comunidad de San José, que alberga a mujeres sin techo junto a sus hijos en la ciudad de Buenos Aires.
Según lo consignado en las denuncias, “Pascual abusó sexualmente de las víctimas aprovechándose de la situación de vulnerabilidad que tenían ambas y utilizando la autoridad -de todo tipo- que ejercía, lo que les impedía a las mujeres rebelarse y consentir libremente”, detalla el comunicado de la fiscalía.
El P. Pascual, afirman los testimonios, las obligaba a realizar ciertas prácticas con el pretexto de ayudarlas a sacar la “mujer de deseo” de su interior. Una de las víctimas recordó que entre sus excusas, el sacerdote “lo hacía para que gozara y aprendiera a gozar”, consigna el portal Infobae.
El expediente incluye entre sus pruebas la “Lectura cristiana de la sexualidad femenina”, un libro que el sacerdote entregaba a sus víctimas.
Los abusos, que se sucedieron a lo largo de los años, ocurrían incluso en medio de la confesión sacramental o durante la celebración de la Misa.
“Pascual se habría valido de su rol de confesor y guía espiritual para primero obtener su plena confianza, manipularlas después para ‘aceptar su amor como algo sagrado’ o forzar el contacto para no echarlas y luego avanzar en las maniobras abusivas”, explica el portal del Ministerio.
En esa línea, detalla, “las mujeres relataron que el sacerdote las ‘confesaba y las absolvía de sus pecados’ durante esas situaciones. Marcaron también que hablaba de ‘sanarlas’ de sus heridas, de practicar su sexualidad para conocerse y las convencía de que debían ‘dejarse querer’ por él”.
El fiscal Madrea aseguró que “estos abusos no solo fueron evidentemente sexuales, sino también de poder y de conciencia, al violentar primero su condición de mujer y también lo más profundo de su vocación y fe bajo una obligada pero desvirtuada obediencia a su guía espiritual, según él, en el método del amor”.
Según Infobae, allegados a Pascual consideran que la causa “es una fabulación, una maniobra armada para afectar al cura".
También reclaman que hubo “un reclutamiento de denunciantes” y un “guionado” de las víctimas, agrega el portal de noticias argentino.
Pascual llegó excarcelado a su condena por decisión del juez de instrucción de otro expediente, y continuará en esa condición hasta que se confirme la pena.
En octubre pasado, una nueva imputación cayó sobre el sacerdote porteño: una religiosa que hoy tiene cerca de 40 años lo acusa de acceso carnal. De prosperar este expediente, probablemente se juzgue en otro proceso.
El papel del Arzobispado
Ya en 2018, el Arzobispado de Buenos Aires dispuso una investigación por denuncias de abusos contra el P. Manuel Pascual, que fue elevada a la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano.
La Congregación, hoy llamada Dicasterio para la Doctrina de la Fe, ordenó un proceso penal canónico, a cargo del Tribunal Eclesiástico de Buenos Aires.
En tanto, la justicia penal dictó la prisión preventiva para el sacerdote.
En abril de 2020, el Cardenal Mario Aurelio Poli, Arzobispo de Buenos Aires, ofreció al Tribunal N°3 ser “fiador personal” para la “exención de prisión” del acusado, de tal forma que no fuera a la cárcel y que cumpliera prisión domiciliaria en una propiedad del Arzobispado de Buenos Aires.
En mayo de ese año, la prisión domiciliaria le fue denegada.
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