Las incógnitas que rodean el caso del conocido sacerdote y artista jesuita Marko Rupnik continúan sin resolverse, pero una de las mujeres que ha denunciado los supuestos abusos que habría cometido asegura que “no descansaré hasta que la historia se aclare por completo”.
La denunciante, que solicitó la exclaustración de la Comunidad de Loyola tras lo ocurrido, asegura conocer al menos a tres presuntas víctimas del P. Rupnik y prefiere mantener el anonimato.
El sacerdote jesuita ha sido acusado de haber abusado de al menos nueve religiosas de la Comunidad de Loyola en Eslovenia, a principios de la década de 1990.
La denunciante es también autora de una de las cartas enviadas al Papa Francisco sobre este caso, en 2021.
En declaraciones a ACI Prensa, destacó que el sacerdote y artista “era muy amigo de la fundadora, Sor Ivanka Hosta, y de toda la comunidad, tenía un carácter carismático y muy solemne”.
“Era una presencia permanente en la Comunidad de Loyola. Como parte de su misión en aquella época, impartía ejercicios espirituales, especialmente a los jóvenes”, señaló.
Por ello, dijo que “las reuniones para los ejercicios espirituales tenían lugar fuera de la Comunidad y podían durar hasta 3 o 4 días, y en estas reuniones a veces le acompañaba una de las hermanas”.
Sobre las objeciones morales ante lo ocurrido, explicó que “en aquellos años no era consciente de que estaba ocurriendo lo que está surgiendo hoy”.
“Es evidente que ahora tengo estas objeciones, por lo que no descansaré hasta que la historia se aclare por completo”, aseguró.
Preguntada por la prescripción de los hechos, que habría sido determinada desde el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, la fuente aclaró que el P. Marko Rupnik “dejó la Comunidad de Loyola en 1993, lo que pasó después no lo sabemos”.
Además, contó a ACI Prensa que fue recibida en el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, que ve los casos que se refieren a congregaciones religiosas, como los jesuitas.
“Fueron muy amables, hablamos durante dos horas, pero la situación es la que vemos hoy, totalmente pendiente, especialmente con respecto al futuro de la Comunidad de Loyola”, relató.
Por último, habló acerca del hecho de que el P. Rupnik habría confesado sacramentalmente a una de las mujeres de las que habría abusado sexualmente, por lo que podría haber incurrido en excomunión automática, conocida en la ley de la Iglesia Católica como latae sententiae.
“Ni siquiera sabemos si se trata de una calumnia. Podría haberlo sabido si yo hubiera sido el sujeto confesado, pero en ese caso no podría responder porque existe el sigilo sacramental”, concluyó.
La carta que llegó al Papa Francisco
En la carta enviada al Papa Francisco, la mujer explicó que “debido al rechazo a escuchar tanto el sufrimiento de muchas hermanas, como la voz de la Iglesia a través de los Pastores que piden una profunda refundación, personalmente he sentido la necesidad de distanciarme y he pedido la exclaustración”.
Además, en la misiva contó al Papa Francisco su difícil situación al haber vivido 30 años “en un contexto de tensión constante, de enfrentamiento entre hermanas, de progresiva despersonalización hasta el punto de no reconocer sentido alguno a la vida comunitaria”.
“La comunidad en sus inicios también estuvo marcada por abusos de conciencia, pero también emocionales y supuestamente sexuales por parte del P. Marko Rupnik”, aseguró.
Asimismo, denunció que la responsabilidad del P. Rupnik “nunca fue del todo aclarada, al contrario, fue prácticamente encubierta y no denunciada por los directamente implicados, pero tampoco por la hermana Ivanka, que tenía conocimiento”.
La mujer contó al Papa Francisco que las víctimas eran “chicas frágiles por su cultura y por sus historias personales, muy complejas y dolorosas, que pueden quedar atrapadas más fácilmente en relaciones de dependencia y sumisión absoluta”.
También pidió, “partiendo de la dolorosa experiencia y situación en la que se encuentra la Comunidad de Loyola, que se utilicen todos los medios para que se devuelva la voz, la dignidad y la libertad de conciencia a éstas y a todas las demás, muchas, víctimas de estos nuevos movimientos y comunidades religiosas”.
“A lo largo de los años, varios miembros de la Comunidad de Loyola han oscurecido el sentido profético de la vida religiosa, haciendo de la comunidad un lugar de ausencia de comunión, de verdad, de vida, de creatividad y de esterilidad”, denunció.
¿Quién es el P. Marko Rupnik?
El P. Marko Rupnik es un artista conocido a nivel mundial, y sus obras incluyen trabajos en el Palacio Apostólico del Vaticano, en el edificio de la Conferencia Episcopal Española, en la Catedral de Santa María la Real de Almudena, en Madrid, y el Santuario de Fátima.
El P. Rupnik hizo el logo del Jubileo de la Misericordia convocado por el Papa Francisco el 8 de diciembre de 2015, y fue el encargado de elaborar la imagen oficial del X Encuentro Mundial de las Familias, realizado en 2022.
A inicios de la década de 1990, junto a la hermana Ivanka Hosta, el P. Rupnik fundó en Ljubljana (Eslovenia) la Comunidad Loyola, un instituto femenino de vida religiosa, donde habría abusado de al menos nueve mujeres.
Una de ellas habría llegado a intentar suicidarse a causa de los abusos.
Para 1993, el sacerdote jesuita dejó la Comunidad Loyola tras aparentes conflictos con la hermana Hosta, y se fue a Roma, junto a varias de las religiosas, y creó el Centro Aletti, dedicado a la promoción del arte religioso y su conexión con la espiritualidad ignaciana.
En 2020 antiguas integrantes de la Comunidad Loyola recurrieron a la Santa Sede para denunciar los abusos que se vivían al interior de la institución, que se remontarían hasta los años en los que el P. Rupnik era su capellán.
El Vaticano entonces designó como comisario apostólico a Mons. Daniele Libanori, jesuita y Obispo Auxiliar de Roma.
A la fecha, el Santuario de la Santa Casa de Loreto (Italia) tiene programado que el P. Marko Rupnik realice una jornada de ejercicios espirituales del 13 al 17 de febrero de 2023. Esto implicaría que la norma que requiere al P. Rupnik abstenerse de participar en eventos públicos no estaría siendo obedecida.
En declaraciones a ACI Prensa el 9 de diciembre, Mons. Libanori se refirió a esta jornada de ejercicios espirituales.
“Normalmente, el programa de retiros espirituales se elabora con al menos un año de antelación. Realmente no creo que los organizadores pudieran imaginar lo que se ha hecho público estos días”, dijo.
“Tampoco sé si, tras los hechos que han surgido y se han hecho públicos, se mantendrá el rumbo previsto o si se sustituirá al padre Rupnik”, añadió.
Mons. Libanori explicó además que el comisariamiento a la Comunidad Loyola no se ha mantenido en secreto: “El encargo de la Comunidad de Loyola se ha hecho público en el foro apropiado, es decir, la Iglesia. Yo mismo informé debidamente a todos los obispos en cuyas diócesis hay una casa del Instituto”.
¿Una respuesta del Vaticano?
Las preguntas que se mantienen abiertas en el caso del P. Marko Rupnik podrían tener respuestas en el Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
Así lo indicó recientemente a ACI Prensa el sacerdote jesuita P. Hans Zollner, experto en la lucha contra los abusos sexuales en la Iglesia Católica.
“Es obvio que tiene que contestar el Dicasterio de la Doctrina de la Fe”, dijo.
Para el P. Zollner, los jesuitas “han dicho lo que podían decir y, por lo que veo, las explicaciones sobre a qué llegaron con la sentencia las debe dar el Dicasterio”.
“Ellos son los que han determinado que los hechos han prescrito. No lo puede hacer la Compañía de Jesús, es competencia del Dicasterio”, señaló.
“Eso es según mi parecer, ya que no soy experto, pero el Dicasterio debe responder”, añadió el P. Zollner.Cabe destacar que las cartas enviadas al Papa Francisco en 2021 todavía no han recibido respuesta.
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