“El 31 de agosto de 2020, mientras cruzaba la frontera en el cruce fronterizo de Kuźnica Białostocka-Bruzgi, se me negó a regresar a Bielorrusia sin ninguna explicación, aunque los guardias fronterizos se comportaron muy correctamente”, dijo en una carta publicada el 1 de septiembre el también presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Bielorrusia.
A pesar de ello, el Arzobispo aseguró que la “decisión de la Guardia Fronteriza es completamente incomprensible para mí como ciudadano de la República de Bielorrusia”.
En ese sentido, explicó que la “Ley de la República de Bielorrusia No. 49-3 del 20 de septiembre de 2009”, señala en su artículo 3 que “el derecho de un ciudadano a entrar en la República de Bielorrusia no puede ser limitado”.
“Solicité al Comité Estatal de Fronteras de la República de Bielorrusia aclarar la situación y cancelar la decisión de prohibir mi regreso a mi Patria para cumplir con mis deberes pastorales. Espero que esto sea solo un molesto malentendido, que se corregirá lo antes posible”, escribió el Prelado.
En otro punto, dijo que esta “prohibición de entrada” le impide realizar su “ministerio pastoral y participar en eventos eclesiásticos planeados”.
También dijo que en las “condiciones de la actual crisis sociopolítica” en el país, ha “llamado” y sigue “llamando al diálogo y la reconciliación”. “No quiero en absoluto que la decisión injustificada y sin ley de la Guardia de Fronteras agrave la tensión en nuestra Patria”, afirmó.
Al final de su misiva encomendó su pueblo a la Virgen María y San Miguel Arcángel. “De todo corazón los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, añadió Mons. Kondrusiewicz.
El mismo 1 de septiembre, el Obispo Auxiliar de Minsk-Mogilev, Mons. Yuri Kasabutsky, declaró a Catholic.by que la situación de su Arzobispo “es complicada e incomprensible” y que “en este momento, todavía no hay explicaciones oficiales de las autoridades”.
“Desde Białystok, donde el arcipreste ahora se ve obligado a quedarse, dirigió un llamado al rebaño de nuestra Iglesia, instándonos a rezar por una solución a esta lamentable situación y a toda la crisis sociopolítica de nuestro país. Nuestro Metropolitano no quiere que el hecho de que no se le permitiera regresar a casa empeore la ya difícil situación de la sociedad”, aseguró el Prelado.
Mons. Kasabutsky dijo que “hasta que el arzobispo pueda regresar, nuestra arquidiócesis permanece sin pastor y el episcopado católico de Bielorrusia, sin cabeza”.
“Por lo tanto, debemos estar especialmente unidos en este momento difícil, y Dios no nos dejará”, añadió.
El Arzobispo de Minsk-Mogilev, Mons. Kondrusiewicz, es un ciudadano bielorruso nacido en una familia de etnia polaca. Recientemente se pronunció en defensa de los manifestantes luego de una disputada elección presidencial el 9 de agosto.
La semana pasada exigió una investigación sobre los informes de que la policía antidisturbios bloqueó las puertas de una iglesia católica en Minsk mientras retiraba a los manifestantes de una plaza cercana.
Asimismo, el 19 de agosto, rezó en el exterior de una prisión donde manifestantes arrestados habrían sido torturados.
Bielorrusia, un país de 9.5 millones de habitantes que limita con Rusia, Ucrania, Polonia, Lituania y Letonia, ha sido escenario de protestas generalizadas desde que Alexander Lukashenko fue declarado ganador de las elecciones presidenciales con el 80% de los votos.
Lukashenko es presidente de Bielorrusia de 1994, tres años después de que el país declaró su independencia de la Unión Soviética.
Los funcionarios electorales dijeron que la candidata de la oposición, Sviatlana Tsikhanouskaya, obtuvo el 10% de los votos. Estuvo detenida varias horas después de quejarse ante comité electoral y huyó a Lituania.
Además, la Policía arrestó a miles de manifestantes que exigían un recuento de votos. A pesar de la severa represión, las protestas han continuado en todo el país.
El 21 de agosto, Mons. Kondrusiewicz se reunió con el ministro del Interior, Yuri Karaev, para expresar su preocupación por la dura respuesta del Gobierno a las protestas.
Los católicos son la segunda comunidad religiosa más grande de Bielorrusia después de los cristianos ortodoxos, que comprenden aproximadamente el 15% de la población.
El Papa Francisco pidió justicia y diálogo en Bielorrusia después del rezo del Ángelus el 16 de agosto.
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