Con restricciones para Misa en San Francisco se burlan de Dios, asegura Arzobispo

El Arzobispo de San Francisco (Estados Unidos), Mons. Salvatore Cordileone, exigió a la alcaldesa de la ciudad, London Breed, que cese la discriminación contra la Iglesia y retire las restricciones que ponen a los católicos para la Misa pues con estas “se están burlando de Dios”.

Así lo indicó el Prelado en la Misa que presidió este domingo luego de encabezar una procesión eucarística en la que participaron fieles de cuatro parroquias bajo el lema “Queremos la Misa”.

Junto con el Prelado otros sacerdotes presidieron misas en otros idiomas como español y chino para respetar el límite de personas participantes en actividades de culto en exteriores.

En la procesión, los fieles pidieron no ser discriminados ya que, aunque el comercio, los gimnasios, los salones de belleza, manicura y masajes ya operan, se ha generado una nueva regla según la cual puede haber una persona en un templo para la oración.

Con esta nueva norma, continuó el Arzobispo, las autoridades “se están burlando de ustedes y, lo que es peor, se están burlando de Dios”.

“Preguntamos: ¿por qué la gente puede hacer compras en (la tienda) Nordstrom al 25% de su capacidad, pero solo uno de ustedes a la vez puede orar dentro de esta gran Catedral, su Catedral? ¿Es esto igualdad? No, no hay ninguna razón para esta nueva regla excepto el deseo de poner a los católicos, para ponerles a ustedes, al final de la línea”.

El Prelado dijo luego que “cuando Dios es rechazado por la sociedad, solo trae miseria y desesperación”, y ahora en San Francisco se ve más indigentes, tráfico de drogas, tiroteos, “heces humanas en las calles” porque “nuestra Ciudad ha abandonado a Dios”.

“Nuestro bendito Señor es burlado abiertamente con amplias sonrisas de alegría de las élites culturales”, resalto. “Esto, mis queridos hermanos y hermanas, es impiedad, pura impiedad; es la pura falta de Dios”, agregó.  

“Ahora es el momento de unirnos para dar testimonio de nuestra fe y de la primacía de Dios, y decirle a la Municipalidad: ¡No más!”.

Mons. Cordileone alentó a “luchar por la justicia, luchamos por la gloria de Dios.  Por eso, pido a todos los católicos de esta Ciudad y de este país que sigan ejerciendo una ciudadanía responsable, que cumplan con las normas razonables de salud pública y que sigan sirviendo a nuestra comunidad, a pesar de las burlas de las que estamos siendo objeto e muchas formas diferentes. Este es el camino de Dios”.

“Ahora, en San Francisco, todos nosotros aquí reunidos estamos al final de la línea.  No importa cuán ricos o pobres, no importa si son recién llegados o de familias que han estado aquí durante muchas generaciones, es nuestra fe católica la que nos une, y es por nuestra fe católica que estamos siendo puestos al final de la línea”, dijo el Arzobispo.

“Hace meses, presentamos un plan de seguridad a la Ciudad que incluía mascarillas y distanciamiento social, al igual que lo hicieron las tiendas minoristas.  La Ciudad dijo que sí al comercio minorista en interiores, pero los católicos todavía estamos esperando recibir una respuesta”.

Mons. Cordileone explicó que la ciudad de San Francisco sigue “imponiendo restricciones irreales y sofocantes a nuestro derecho natural y constitucional al culto. Esta discriminación deliberada nos está afectando a todos. Sí, discriminación, porque no hay otra palabra”.  

Hace unos días, el Arzobispo explicó que “la Catedral de Santa María podría fácilmente acoger mil personas ya sea en interiores como en exteriores, con la apropiada distancia social. Pero la alcaldesa nos dice solo que ella espera permitir los servicios religiosos en interiores al 25 por ciento de capacidad, hasta un máximo de solo 25 personas (menos del 1% de la capacidad total”.

En su homilía, Mons. Cordileone indicó que “durante meses he suplicado a la Ciudad en su nombre, abogando por su necesidad del consuelo de la Misa y el consuelo que obtienen de la práctica de su fe y la conexión con su comunidad de fe. La Municipalidad nos ignoró. La Municipalidad los ignoró a ustedes. No lo negaron, pero simplemente los ignoraron”.  

“Me ha quedado claro que simplemente ustedes no les importan a ellos.  Para ellos no ustedes non son nada, para ellos ustedes no les importan”, denunció.

El Arzobispo de San Francisco indicó que esta es la hora de perseverar y para eso es importante estar arraigados espiritualmente.

“Hace tres años tuve la gran gracia de consagrar nuestra Arquidiócesis al Inmaculado Corazón de María”, recordó el Prelado y animó a vivir esta consagración rezando el Rosario diario, adorando el Santísimo Sacramento y acudiendo al sacramento de la Penitencia.

“Nuestro arraigamiento espiritual nos elevará para pensar con los pensamientos de Dios y movernos en los caminos de Dios”, alentó.  

“Que Dios nos conceda esta gracia, para Su gloria y para la sanación de nuestra Ciudad, de nuestro país y del mundo entero”, concluyó.

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