El Cardenal Antonio Cañizares, Arzobispo de Valencia (España) hizo un llamamiento a la solidaridad ante la gran tragedia de Haití y también con el pueblo de Afganistán.
En su carta semanal, el Cardenal aseguró seguir “sobrecogidosante la gran y nueva tragedia de Haití, tan probado, que tanto está sufriendo por el terremoto último” y tras los numerosos terremotos que ha sufrido el país y de los que “todavía no se ha recuperado”.
“Las imágenes y las noticias que nos llegan nos estremecen y golpean nuestras conciencias, nos gritan: «¡compasión, caridad, cercanía! ¡venid, ayudadnos!»; su dolor y desgarro nos llaman y apelan a nuestra solidaridad más empeñativa”, destacó.
Por eso animó a realizar ”gestos maravillosos de solidaridad, apoyo y cercanía de todos los países y de todas las gentes como respuesta a este grito que ha de darse ante esta inmensa tragedia por parte de la gran familia humana, de naciones, de instituciones, de personas, siempre de personas”.
El Arzobispo de Valencia también destacó en la carta que los pueblos más pobres son “siempre los más afectados por estas terribles desgracias” y subrayó que “nos encontramos, una vez más, ante el enigma del mal que no llegamos nunca a descifrar”.
“Hoy no tenemos ninguna otra respuesta que la de la Cruz, el silencio más activo de la Cruz: ¡Jesús, Dios con los hombres, padece con ellos, por amor a ellos, no los deja en la estacada!; y la padece no como un espectador satisfecho, sino viviendo y orando, unido por amor a la gran tragedia del hombre que sufre”, afirmó.
“¡Qué menesterosos e inermes nos sentimos frente a la gran desgracia del terremoto que ha asolado Haití! ¡Cuánta desolación y muerte, cuánta destrucción y sufrimiento, cuánto dolor y tristeza en las imágenes que de allí nos llegan, en las que se nos deja atisbar la magnitud de la desgracia! ¡Qué incomprensible todo! Y un dolor semejante es ineludible ante Afganistán”, aseguró el Cardenal.
Por eso animó a mostrar “nuestra más grande y noble solidaridad, generosa, amplia y sin fisuras” con aquellos “hermanos nuestros” de Haití y recordó que desde Cáritas se ha dispuesto “ayudas múltiples, incluso la apertura de una cuenta para canalizar los donativos y ayudas, así por Caritas Diocesana de Valencia”.
“¡Es la hora urgente, cierto, de la verdad de nuestra caridad que es más exigente aún que la misma solidaridad; es la hora de hacernos enteramente cercanos, hermanos de verdad, con quienes tanto y tanto están sufriendo, es la hora de compartir como hermanos y de ayudarles humanamente; es el momento de que la caridad de nuestras obras corroboren la caridad de las palabras!”, insistió.
Además destacó que “la magnitud de la ruina producida” sólo Dios puede reconstruirla. “Tanta desolación y muerte sólo Dios con su fuerza y su amor puede atenderlas y vencerlas; tantas heridas y lágrimas, sólo Él, Padre de misericordia y Dios de toda consolación, puede consolarlas, calmarlas y curarlas; el abandono y la soledad de los muchísimos que han quedado sin padres o sin familia, sin hogar y sin cariño de los suyos, sólo Dios puede acompañarlos”.
Por eso subrayó que el auxilio a “tan grandes y tan graves desgracias” viene del Señor porque “Él está allí, sufriendo con ellos, con su infinito amor y suprema cercanía, en esa cruz de Haití” y animó a que “junto con todas las ayudas” se Lele ahora una “plegaria llena de confianza por Haití” y se pida desde “lo hondo al Señor” que tenga piedad y acoja a los que han muerto y los tenga junto a Sí, que esté al lado de los heridos y de las todavía innumerables víctimas de las familias afectadas para que les muestre su favor.
“Que ilumine su Rostro sobre ellos y que hallen en Él toda gracia, auxilio, esperanza y consuelo”, pidió.
En la carta, el Cardenal también recordó la “terrible desgracia” de la “lucha armada de los talibanes” ocurrida en Afganistán y pidió orar “por a paz y el establecimiento de la verdad, la justicia, el establecimiento de la concordia y el respeto los derechos humanos en aquel país con el cese de toda violencia”.
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