El Papa Francisco alentó este sábado 28 de agosto a rezar para que la Iglesia abra siempre la puerta de Dios a todos.
“Recen por la Iglesia, para que aprenda, nuestra Santa Madre la Iglesia, nosotros hombres y mujeres de Iglesia, a abrir siempre la puerta y a tener el oído atento a quien golpea la puerta a veces débilmente”, dijo el Santo Padre en una intervención improvisada ante los miembros de la Asociación “Lázaro”, de Francia.
La Asociación “Lázaro” cumple 10 años y se ha extendido por varios países. Promueve lugares de acogida en los que conviven jóvenes con personas sin hogar, ancianos o personas desfavorecidas.
El Santo Padre hizo una reflexión a partir de la imagen de la puerta que mencionó uno de los asistentes. “Me quedo con la última imagen, la puerta. Esta experiencia de la puerta abierta, la puerta cerrada, el temor de que no me abran la puerta, el temor de que me cierren la puerta en la cara”, dijo.
“Yo pregunto, ¿cuál es mi relación con la puerta? Algunos piensan que la puerta es posesión suya y le ponen un candado y la cierran para ellos. Otros tienen miedo de golpear una puerta. Es ese miedo que tenemos de saber si seremos recibidos y aceptados. Otros quieren entrar pero le tienen miedo a la puerta y tratan de entrar por la ventana”, continuó.
“Podemos imaginar tantas situaciones y preguntarme, yo con la puerta ¿qué relación tengo? La puerta es Dios, entonces mi relación con la puerta ¿cuál es?”, cuestionó el Papa Francisco.
El Pontífice preguntó si acaso “¿me apropio la puerta para mí y no dejo entrar a nadie, o tengo miedo de golpear la puerta o espero sin golpear que alguno me la abra? Cada uno de nosotros tiene actitudes diversas con Dios, que es la puerta”.
Francisco indicó luego que “a veces en la vida hay que tener la humildad de golpear la puerta. A veces hay que tener el coraje de no tenerle miedo a quién me va abrir la puerta, que es Dios. Y una vez que yo entro, hay que tener la grandeza de no cerrar la puerta a mis espaldas sino abrirla para que entren otros y eso es lo que hace ‘Lázaro’, abrir puertas”.
El Papa agradeció a la asociación “este testimonio no solo de ‘porteros’, porque ustedes no cuidan las puertas, no son ‘porteros’; sino hombres y mujeres que, porque les abrieron la puerta una vez a cada uno de ustedes, sienten la necesidad de abrírsela a otros”.
“La puerta es Dios que se nos abre, la puerta es nuestro corazón… está abierto, está custodiado… Es todo un trabajo de pensar pero que ustedes lo saben hacer”.
Tras animar la actividad de la Asociación Lázaro que es aún una iniciativa pequeña, el Papa recordó que “Jesús dijo una cosa una vez: que la levadura también era una cosa pequeñita y que era capaz de multiplicar, que la semilla era una cosa pequeñita y que era capaz de hacer crecer un árbol grande”.
El Santo Padre advirtió luego que “lo peor que le puede pasar a ‘Lázaro’ es olvidarse de que es pequeñito, porque si se pone grande en el corazón por el poder, por la soberbia, por la complacencia, el árbol no va a crecer y la masa no se va a expandir”.
“La riqueza de ustedes no está en el banco, la riqueza de ustedes es ser pequeños, y sigan así”, subrayó.
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