Es un deber vacunarse contra COVID y no admitimos objeción de conciencia, dicen obispos

Seis de los siete obispos de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña (CEP) publicaron una instrucción pastoral y un decreto donde afirman que, ante la situación actual causada por la pandemia del COVID-19, es un deber vacunarse y no hay lugar para la objeción de conciencia.

Los textos llevan la firma de Mons. Antonio González Medina, Obispo de Ponce y presidente de la CEP; Mons. Rubén González Nieves, Arzobispo de San Juan; Mons. Eusebio Ramos Morales, Obispo de Caguas y vicepresidente de la CEP; Mons. Alberto Figueroa Morales; Obispo Auxiliar de San Juan; Mons. Ángel Luis Ríos Matos, Obispo de Mayagüez; y Mons. Luis Miranda Rivera, Obispo de Fajardo-Humacao.

Los documentos de la CEP no llevan la firma de Mons. Daniel Fernández Torres, Obispo de Arecibo.

En el texto más extenso, la “Instrucción Pastoral sobre la importancia moral de vacunarse contra el Covid-19”, publicada el 24 de agosto, los obispos se refieren a la nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) en el Vaticano publicada en diciembre de 2020.

Los prelados afirman en su texto que “la CDF dice que la vacunación ‘no es, por regla general, una obligación moral y que, por lo tanto, la vacunación debe ser voluntaria’. Es importante subrayar que se dice que no es obligatoria moralmente ‘por regla general’”.

“Desde nuestro punto de vista, la situación en el caso del Covid-19 no es fácil aplicar lo de la ‘regla general’: estamos ante una situación de una grave emergencia salubrista, lo que hace que el deber ético de contribuir al bien común tenga mucha más fuerza moral. Por lo tanto, creemos que hay un deber de vacunarse y que no vemos cómo pueda invocarse una objeción de conciencia desde la moral católica”, resaltan los obispos.

El documento del Vaticano establece que “es evidente para la razón práctica que la vacunación no es, por regla general, una obligación moral y que, por lo tanto, la vacunación debe ser voluntaria”.

“En cualquier caso, desde un punto de vista ético, la moralidad de la vacunación depende no solo del deber de proteger la propia salud, sino también del deber de perseguir el bien común. Bien que, a falta de otros medios para detener o incluso prevenir la epidemia, puede hacer recomendable la vacunación, especialmente para proteger a los más débiles y más expuestos”, prosigue la nota vaticana.

La nota de la CDF señala que “sin embargo, quienes, por razones de conciencia, rechazan las vacunas producidas a partir de líneas celulares procedentes de fetos abortados, deben tomar las medidas, con otros medios profilácticos y con un comportamiento adecuado, para evitar que se conviertan en vehículos de transmisión del agente infeccioso”.

“En particular, deben evitar cualquier riesgo para la salud de quienes no pueden ser vacunados por razones médicas o de otro tipo y que son los más vulnerables”, resalta.

La nota de la CDF señala al final que “el Sumo Pontífice Francisco, en la audiencia concedida al suscrito Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en fecha 17 diciembre 2020, ha examinado la presente Nota y ha aprobado la publicación”.

Entre las razones para afirmar que la vacunación es un deber, los obispos de Puerto Rico destacan el hecho de que el Papa Francisco y el Papa Emérito Benedicto XVI ya han recibido la vacuna contra el coronavirus.

“El Papa Francisco no solo ha hecho un llamado a la vacunación, sino que se ha referido a la misma como un acto de amor. En la primera oportunidad que tuvo, se inoculó contra el COVID-19 recibiendo la primera dosis el 13 de enero del 2021”, afirman los prelados.

“Con este acto, el Papa nos dice al pueblo católico del mundo entero que la vacunación es un signo de esperanza, que salva vidas, que al momento presente es la manera más efectiva para combatir la mortal pandemia del COVID19” y “nos invita a emularlo”, indican los obispos.

“Tenga el pueblo católico la certeza de que, si tanto el Papa Francisco como el Papa Emérito tuvieran algún indicio que recibir estas vacunas riñe con las enseñanzas de la fe católica, así lo hubiesen dejado saber al pueblo santo de Dios y hubieran rehusado vacunarse. Todo lo contrario, se han vacunado para animar a la humanidad a la vacunación masiva para salvar vidas”, prosiguen.

Decreto

Los seis obispos firmantes emitieron también un decreto con disposiciones para los sacerdotes y fieles católicos, como la prohibición de otorgar cualquier tipo de exención religiosa ante la vacunación, ni que se admita la objeción de conciencia.

“No se autoriza en nuestras diócesis que sacerdotes, diáconos o agentes de la Iglesia comparezcan ante notarios a declarar bajo juramento las exenciones por razones religiosas ya que no hay fundamento en la enseñanza moral de la Iglesia para rechazar los requerimientos de vacunación”, indicaron.

“Aunque los fieles son responsables de sus propias acciones, cortésmente debemos clarificarles que no pueden usar de fundamento las enseñanzas morales de la Iglesia Católica para rechazar las vacunas”, destacaron.

“Tampoco estaremos aceptando declaraciones juramentadas que afirmen que las enseñanzas de la Iglesia son fundamento para rechazar la vacunación y/o texto similar ya que dicha aseveración no tiene fundamento en la enseñanza moral de la Iglesia. De la misma forma, ningún otro patrono o entidad pública o privada estará obligada a reconocerlas”, señalaron.

Los obispos también precisaron que “todos los empleados y voluntarios que realicen sus labores o servicios de manera presencial deben estar vacunados completamente para el 15 de septiembre del 2021”.

“Después de esa fecha, de no estar completamente vacunados, no podrán ejercer sus funciones o prestar su servicio en nuestras diócesis”.

Los obispos también establecieron que reservarán un espacio para los no vacunados en la celebración de las Misas, con el objetivo de evitar contagios, una medida que toman “por su propia seguridad, por la de los sacerdotes, religiosos, religiosas y también la de familiares y feligreses de las parroquias”.

Asimismo sugieren a “los no vacunados al menos por el tiempo presente y hasta una ulterior determinación de la CEP, se abstengan de participar en las demás actividades comunitarias presenciales de las iglesias y sigan aplicando con rigor las conocidas recomendaciones sobre el uso de mascarillas, lavado de manos, distancia física, etc.”.

El decreto establece que se mantiene “vigente la norma de que la Comunión será distribuida únicamente en las manos”.

Para el 15 de septiembre del 2021, “todos los sacerdotes y diáconos que participen en las liturgias deben estar vacunados o al menos haber recibido la primera dosis”, con lo cual “presentarán su certificado de vacunación a los cancilleres de nuestras diócesis en o antes del 15 de septiembre del 2021”, indica el decreto.

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