¿Sabías que algunos países presentan al Niño Dios vestido con hermosos trajes cada 2 de febrero? Esto se hace para recordar la Presentación de Jesús en el Templo, aquella tradición descrita por la Ley de Moisés en la que se debe presentar al primogénito a los 40 días de nacido.
La presentación de Jesús en el templo se entiende como el encuentro del Señor con su pueblo, Jesús como la luz de todos los hombres.
En la tradición mexicana es común vestir al Niño Jesús con bellos trajes y llevado a la iglesia para que lo bendiga el sacerdote.
Pero en la actualidad se ofrece una amplia variedad de prendas que tienden a desvirtuar la tradición y en vez de vestir al Niños Dios con trajes acordes a la celebración se le ha vestido con trajes de santo, del Papa, del “Niño de la Abundancia”, de futbolista o incluso como la “Santa Muerte”, un culto pernicioso y completamente contrario a la fe católica.
Los comerciantes de vestidos para el Niño Dios, reportan una reducción de 25% en sus ventas. vg pic.twitter.com/mb2w7ukksU
— 88.9 Noticias (@889Noticias) 2 de febrero de 2017
Para evitar equivocaciones, el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME) compartió una serie de consideraciones para esta fiesta.
1.- El Niño no es un “muñeco”
El Niño Jesús no es un muñeco. La imagen representa a Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre encarnado en el seno de la Virgen María, que irrumpió en la historia de la humanidad para salvarla del pecado y abrirle las puertas del cielo a todos los hombres. Por ello merece un especial respeto.
2.- Vestirlo de acuerdo a su dignidad de Hijo de Dios
Al tratarse de Jesucristo, Dios hecho hombre, se le puede vestir con alguno de los atributos que celebra la Iglesia Católica como el Señor de la Divina Misericordia, el Sagrado Corazón, Cristo Rey, el Buen Pastor, etc.
3.- No vestirlo como algún santo
Vestir al Niño Jesús de Santo, como San Juan Diego o San Juditas, por ejemplo, no es adecuado porque “son los santos quienes buscan parecerse a Jesús y no al revés”, dice el P. José de Jesús Aguilar.
4.- No se enoja si no le cambian el guardarropa
El Niño “no se enoja” si no se le coloca ropa nueva. En primer lugar, se trata de una imagen hecha de cerámica, resina u otro material que no ve, no siente, ni escucha.
En segundo lugar, hay que recordar que el Niño Jesús nació en un establo, un lugar humilde; fue colocado en un pesebre, donde comen los animales; y fue envuelto en pañales (Lc 2,7). No se “molestará” ante el hecho de que le cambien o no la ropa.
5.- No se debe usar esta tradición solo para ganar dinero
El sacerdote indicó que no hay que dejarse llevar por el interés económico y ofrecer “novedades” que pueden ser contrarias al respeto religioso, como las vestimentas de equipos de fútbol, charros o incluso de la "santa muerte", cuyo culto es incompatible con la fe católica porque es satánica.
6.- No convertirlo en un amuleto
Vestir la imagen como “Niño del éxito y la prosperidad”, “Niño de la suerte”, “Ángel de la abundancia” o “Ángel del Amor” es convertirlo en una especie de amuleto.
Esto es caer en superstición y es pecado porque pretende manipular a Dios. “Tampoco debe convertirse en motivo para que los católicos seamos criticados como idólatras", aconsejó el P. Aguilar.
7.- Tratar la imagen con reverencia
El P. Aguilar explicó que "la Iglesia siempre ha enseñado que las imágenes del Niño Dios deben ser bellas, dignas y tratadas con decoro, porque nos recuerdan que Cristo nació, fue niño y creció entre nosotros".
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