El Papa Francisco celebró este domingo 27 de enero la Misa de Clausura de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Panamá 2019 con un llamado a los jóvenes a asumir su llamado misionero ahora y no en el futuro, siguiendo el ejemplo de María que dijo “hágase en mí según tu palabra”.
El Santo Padre hizo este llamado ante los 720 mil peregrinos que llegaron hasta el Campo San Juan Pablo II – Metro Park, en Ciudad de Panamá, donde anoche se celebró también una multitudinaria vigilia.
En su homilía, el Pontífice reflexionó sobre el pasaje del Evangelio con que Cristo inicia su misión pública, al afirmar en la sinagoga que se había cumplido la profecía de Isaías.
Francisco explicó que ese fue un “momento importante en la vida del Maestro”, pues “una palabra proclamada hasta entonces solo como promesa de futuro”, en boca de Jesús “solo podía decirse en presente, haciéndose realidad”.
“Jesús revela el ahora de Dios que sale a nuestro encuentro para convocarnos también a tomar parte en su ahora de ‘llevar la Buena Noticia’”.
“Es el ahora de Dios que con Jesús se hace presente, se hace rostro, carne, amor de misericordia que no espera situaciones ideales, situaciones perfectas para su manifestación, ni acepta excusas para su realización”, afirmó.
Sin embargo, no todos los que estaban en la sinagoga “se sintieron invitados o convocados”, incluso algunos decían “¿pero este no es este el hijo de José?”.
El Papa dijo que “también a nosotros nos puede pasar lo mismo”. “No siempre creemos que Dios pueda ser tan concreto, tan cotidiano, tan cercano y tan real, y menos aún que se haga tan presente y actúe a través de alguien conocido como puede ser un vecino, un amigo, un familiar”.
Incluso “no siempre creemos que el Señor nos pueda invitar a trabajar” con Él, o “actuamos como los vecinos de Nazaret, que preferimos un Dios a la distancia: lindo, bueno, generoso, bien dibujadito, pero distante, y sobre todo un Dios que no incomode, un Dios domesticado”. Sin embargo, Dios es cercano, real y concreto.
En ese sentido, alertó a los jóvenes a no caer en la tentación diaria de querer “domesticar la Palabra de Dios”.
“E incluso a ustedes, queridos jóvenes, les puede pasar lo mismo cada vez que piensan que su misión, su vocación, que hasta su vida es una promesa pero solo para el futuro y nada tiene que ver con el presente. Como si ser joven fuera sinónimo de sala de espera de quien aguarda el turno de su hora”.
En ese sentido, Francisco señaló que los jóvenes “no son el futuro”, sino el presente, “el ahora de Dios” que los convoca en sus comunidades y ciudades para ponerse de pie y “tomar la palabra y poner en acto el sueño con el que el Señor los soñó”.
“No mañana, ahora, porque allí, ahora, donde esté su tesoro allí estará también su corazón; y aquello que los enamore conquistará no solo vuestra imaginación, sino que lo afectará todo. Será lo que los haga levantarse por la mañana y los impulse en las horas de cansancio, lo que les rompa el corazón y lo que les haga llenarse de asombro, de alegría y de gratitud”, afirmó.
El Papa les dijo “el Señor y su misión no son un ‘mientras tanto’ en nuestra vida, un algo pasajero, no son solo una Jornada Mundial de la Juventud son nuestra vida de hoy y caminando”.
“Todos estos días de forma especial ha susurrado como música de fondo el ‘hágase’ de María. Ella no solo creyó en Dios y en sus promesas como algo posible, le creyó a Dios y se animó a decir ‘sí’ para participar en este ahora del Señor. Sintió que tenía una misión, se enamoró y eso lo decidió todo. Ustedes sientan que tienen una misión, se dejen enamorar y el Señor decidirá todo”, les aseguró.
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