El 14 de agosto la Iglesia celebra a San Maximiliano Kolbe, sacerdote que murió mártir en un campo de concentración nazi, martirio que aceptó desde que era niño.
Con motivo de su fiesta, te invitamos a conocer seis datos sobre la vida de este santo.
1. Se le apareció la Virgen María
San Maximiliano Kolbe nació el 8 de enero de 1894 en la ciudad polaca de Zundska Wola, ocupada en ese entonces por Rusia.
Cuando era niño realizó una travesura que su madre le reprochó. Pero con el tiempo, ella vio que Maximiliano había cambiado de actitud y que frecuentemente oraba y lloraba ante un pequeño altar.
El pequeño le contó que cuando lo reprochó pidió “a la Virgen que me dijera lo que sería de mí. Lo mismo en la iglesia, le volví a rogar. Entonces se me apareció la Virgen, teniendo en las manos dos coronas: una blanca y otra roja”.
“La blanca significaba que perseveraría en la pureza y la roja que sería mártir. Contesté que las aceptaba. Entonces la Virgen me miró con dulzura y desapareció”, relató Maximiliano.
2. Fue muy devoto de la Inmaculada Concepción
En 1917 San Maximiliano Kolbe fundó un movimiento llamado "La Milicia de la Inmaculada", para consagrarse a la Virgen María y luchar con todos los medios por la construcción del Reino de Dios en el mundo.
También inició la publicación de una revista mensual llamada "Caballero de la Inmaculada", con el objetivo de promover el conocimiento, el amor y el servicio a la Madre de Dios.
La publicación comenzó en 1922 con un tiraje de 500 ejemplares y para el año 1939 alcanzó cerca del millón de ejemplares publicados.
3. Fundó una estación de Bomberos
Esa profunda devoción lo llevó en 1927 a fundar la "Ciudad de la Inmaculada", Niepokalanów en polaco, a 40 kilómetros de Varsovia.
Ya que la ciudad estaba fundada con casas y estructuras, en su mayoría, de madera; San Maximiliano Kolbe fundó un cuerpo de Bomberos en 1931. Kolbe reunió a los frailes y les dijo: “Esto lo hemos recibido de la gente, no es nuestro, por lo que tenemos que asegurarnos de que no se destruya". Pronto se pusieron manos a la obra y organizaron una guardia contra incendios.
Hoy el Cuerpo de Bomberos Frailes de San Maximiliano María Kolbe es considerado uno de los más importantes de Polonia.
4. Fue misionero en Asia
En 1931 el Papa Pío XI pidió sacerdotes misioneros para Japón y Maximiliano Kolbe respondió al llamado.
Allí fundó una nueva ciudad dedicada a la Inmaculada, "Mugenzai No Sono" en japonés, y publicó en japonés la revista "Caballero de la Inmaculada" (Seibo No Kishi).
A mediados de 1932 se trasladó hacia Malabar (India), y fundó otro monasterio que fue cerrado tiempo después, pero dos franciscanos de Malta siguieron la huella de Kolbe y fundaron un centro mariano en Chotty, en Kerala.
Maximiliano Kolbe regresó a Polonia en 1933.
5. Fue condenado a morir de hambre pero sobrevivió
Durante la Segunda Guerra Mundial fue apresado y enviado a campos de concentración en Alemania y Polonia. Luego fue liberado.
Sin embargo, en 1941 los nazis volvieron a detenerlo y fue destinado al campo de concentración en Auschwitz.
A pesar de las limitaciones y dificultades para ejercer su ministerio sacerdotal, atendió a los prisioneros y les transmitió el consuelo de la Virgen María.
El 3 de agosto de ese año un preso escapó. Como represalia, el comandante del campo ordenó escoger a diez cautivos para ser condenados a morir de hambre.
Uno de los escogidos fue el sargento polaco Franciszek Gajowniczek, quien suplicó porque sus hijos quedarían huérfanos. Entonces el sacerdote se ofreció en su reemplazo.
En la celda, el sacerdote alentó en la fe a sus compañeros, con oraciones y cantos. Dos semanas después, solo el santo permanecía con vida. Necesitando la celda para otros reos, los nazis decidieron acabar con su vida inyectándole ácido carbólico en la vena.
6. El Papa Francisco visitó su tumba
El Papa Francisco conoció la “celda del hambre” donde fue encerrado San Maximiliano Kolbe hasta el día de su muerte, el 14 de agosto de 1941.
La visita al campo de concentración nazi de Auschwitz fue en el marco del viaje apostólico a Polonia por la Jornada Mundial de la Juventud Cracovia 2016.
En el oscuro recinto, en cuyas paredes hay una placa recordatoria y un grabado de las víctimas con tres cirios al centro, el Santo Padre se sentó, oró solo y en silencio por cerca de seis minutos.
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