Dos grupos de niños de familias migrantes que viven en Tel-Aviv, segunda ciudad más grande de Israel, recibieron en los últimos días la Primera Comunión y la Confirmación tras seis meses de espera debido a las restricciones impuestas por la pandemia del coronavirus.
El 15 de noviembre, el Vicariato de St. James para los católicos de habla hebrea en Tel-Aviv, Israel, informó en su página de Facebook que el sábado 7 de noviembre unos 20 niños hicieron la Confirmación, y el sábado 14 de noviembre, 12 niños recibieron su Primera Comunión.
Las celebraciones se realizaron “al aire libre”, “de una manera muy sencilla y digna” y con presencia de padres de familia en el patio de la iglesia Our Lady Woman of Valour, en Tel Aviv. Las Misas fueron celebradas por el P. Rafic Nahra, vicario patriarcal, junto al P. Renato, director del centro pastoral parroquial.
El Vicariato informó que las celebraciones se iban a realizar en mayo, pero que “los cierres y restricciones” decretados por la pandemia del coronavirus causaron “muchas interrupciones” hasta que, finalmente, pudieron realizar las Misas en noviembre.
“¡Estamos muy contentos con y por nuestros niños que poco a poco y a pesar de los muchos obstáculos, avanzan hacia su madurez cristiana!”, exclamaron.
The closing of a Circle: our Children receive the Sacraments! Confirmation and First Communion Finally, after many...
Publicado por St. James Vicariate for Hebrew Speaking Catholics in Israel en Domingo, 15 de noviembre de 2020
En declaraciones a Asia News, el P. Benedetto Di Bitonto, que pertenece al Patriarcado Latino de Jerusalén y sirve en el Vicariato de St. James, dijo que los 35 niños que se prepararon desde hace más de un año para recibir los sacramentos provienen de familias migrantes de Filipinas e India y viven en una comunidad israelí de habla hebrea.
Para el sacerdote, las Eucaristías se realizaron en un momento oportuno del año en el país, pues “pronto comenzará la estación fría y lluviosa y hubiera sido difícil celebrar al aire libre como lo hicimos nosotros”.
Además, dijo que por las restricciones de la pandemia la fiesta que suele realizarse luego de los sacramentos no fue tan grande como de costumbre, pero que asistieron muchas personas.
Explicó que “en la cultura filipina suele haber cuatro padrinos”, pero que por las restricciones de aforo “esta vez solo asistieron los padres del niño y un padrino. El servicio se llevó a cabo en el patio, quizás en un tono menor, pero en un ambiente propicio y con gran participación”.
Para el P. Di Bitonto, las Eucaristías fueron un momento de mucha alegría para los niños y sus padres migrantes en medio de las dificultades vividas por la pandemia del COVID-19.
“Los niños están cansados de las restricciones y el aprendizaje a distancia, pasan la mayor parte del tiempo estudiando en la computadora. Por eso, las confirmaciones y comuniones fueron un momento de alegría. Pudieron encontrarse, reunirse, que es algo que no habían podido hacer antes, cuando no podían socializar”, dijo.
Para los migrantes, “la Iglesia representa en muchos casos el único lugar de encuentro en una vida dedicada casi por completo al trabajo”, agregó.
El Vicariato de Saint James se estableció para servir a los fieles de habla hebrea que viven en Israel, inmersos en un entorno cultural y lingüístico judío. Actualmente, las comunidades católicas activas de habla hebrea, pues también hay de habla rusa, se encuentran sobre todo en Jerusalén, Tel Aviv-Jaffa, Haifa, Beer Sheba y Tiberíades.
Actualmente, el vicariato tiene una serie de desafíos en su trabajo de evangelización. Uno de ellos es la transmisión de la fe, pues las comunidades católicas son minoría en relación a la comunidad judía. Además, tienen el reto de dar testimonio de la justicia y la paz, servir a los pobres, migrantes y exiliados, y promover el diálogo, a través de actividades interreligiosas con musulmanes y judíos.
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