La Diócesis de Ratisbona (Alemania), lamentó que desconocidos ingresaron a una iglesia medieval local y robaron algunas reliquias de San Wolfgang, el primer obispo del lugar que vivió en el siglo X. La policía ya investiga los hechos.
Según indicó la Diócesis, para robar las reliquias de primera clase (algunos de sus huesos), los ladrones violentaron “el vidrio blindado con fuerza extrema entre la 1 p.m. y las 2 p.m.” del lunes 26 de octubre.
Según indica CNA Deutsch, agencia en alemán del Grupo ACI, la tumba de piedra del santo donde estaba el relicario está a la entrada de la iglesia de San Wolfgang en Bischof-Wittmann-Straée en Ratisbona. De acuerdo a la policía bávara, los daños materiales ascienden a varios miles de euros.
“El daño es inconmensurable. Y esto ocurre cinco días antes de la fiesta de Wolfgang", que se celebra el 31 de octubre, indicó la Diócesis de Ratisbona.
“Pueden ser útiles datos sobre lo ocurrido, información de personas sospechosas y de acciones en dicho momento, vehículos u otras indicaciones sobre el paradero de las reliquias. Cualquier indicio, por pequeño que sea, puede ser relevante para la investigación”, indicó la policía en su sitio web.
Los restos del santo estaban colocados sobre un cojín de terciopelo púrpura, rodeados por una preciosa obra de hilos de oro y plata, decoradas con doce esmeraldas y 40 perlas blancas. La inscripción en latín alrededor dice: Sp (sepulcro) S (sancti) Wolfgangi ep (episcopus) Tumba del Santo Obispo Wolfgang.
La vida de Wolfgang comenzó en el año 937. Sobre su nombre, que etimológicamente significa “el que camina como lobo”, solía bromear para alentar a los que no estaban a gusto con él: “Solo que yo corro detrás de las ovejas para alimentarlas y no para matarlas", les decía.
Fue profesor e ingresó con los monjes benedictinos. Estuvo en Hungría como misionero, aunque no fue el mejor momento porque los húngaros habrían sufrido una derrota con los alemanes.
A su regreso lo nombraron Obispo de Ratisbona. Fue un pastor apostólico y con celo de Dios por sus fieles. Con su ejemplo logró transformar la diócesis y el clero. Se encargó personalmente de la formación del que sería el emperador San Enrique II.
Era amable con todos y se daba tiempo para muchas cosas. Cayó enfermo en Peppingen (Austria), cerca de Linz, mientras hacía una visita pastoral.
A pedido suyo lo llevaron al altar de una iglesia para recibir la Unción de los Enfermos. Había una multitud que quería verlo pero los sacerdotes lo impedían. Por eso les dijo lo siguiente: “Dejen que me vean morir y que Dios nos dé a todos su misericordia".
Murió en Peppingen el 31 de octubre del año 994.
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