El sábado 31 de octubre se realizará en la Catedral de St. Joseph en Hartford, estado de Connecticut (Estados Unidos), la beatificación del P. Michael McGivney, el fundador de los Caballeros de Colón, cuya causa se inició en 1997.
El futuro beato, que murió poco antes de cumplir 38 años en 1890, es considerado como un ejemplo de santidad para nuestro tiempo.
“El P. McGivney tuvo un gran amor por las necesidades de la familia. La unidad de la familia fue muy importante para él”, comenta el P. James Sullivan, rector de la Basílica de la Inmaculada Concepción en Waterbury, Connecticut, estado de donde es originario el futuro beato.
El sacerdote dijo al National Catholic Register que el P. McGivney se preocupó por las necesidades materiales y espirituales de las familias, y enfatizó “la unidad de la familia y la necesidad de una familia intacta”.
El sacerdote dominico John Paul Walker, que sirve en la parroquia St. Mary en New Haven, también en Connecticut, destacó el servicio del P. McGivney con los inmigrantes y las familias necesitadas. En este lugar el presbítero fundó a los Caballeros de Colón en 1882.
“El P. McGivney afrontó todas estas realidades cotidianamente. Verlo y aprender de él de cuando sirvió a los necesitados en su tiempo nos ayuda a entender y servir mejor a los nuestros en nuestro tiempo”, dijo el P. Walker.
Brian Caulfield, caballero de Colón y vicepostulador de la causa de canonización del P. McGivney, dijo al Register que se puede considerar cuatro categorías de personas que han recibido gracias del fallecido sacerdote.
La primera se refiere a quienes ruegan por la reconciliación de familias. La segunda tiene que ver con quienes piden trabajo o ayuda en las finanzas.
Caulfield dijo que hay muchos de estos pedidos y que hace poco recibieron uno desde Barcelona (España) donde no están los Caballeros de Colón. Un hombre entró a una iglesia y dejó una intención escrita tras leer un viejo folleto donde se hablaba del P. McGivney. Al salir recibió una llamada para una entrevista de trabajo.
Otro hombre en California escribió que comenzó a pedirle trabajo al P. McGivney y en “dos semanas tuve una oferta laboral”.
También quienes se acercan al futuro beato rezan por volver a la fe. Eso se debe a que el P. McGivney ayudó en su tiempo a que los hombres no se enrolaran en sociedades secretas anticatólicas, como los masones.
En una ocasión, una persona rezó por su intercesión durante dos semanas para pedir que un miembro de una familia abrazara la fe nuevamente. “Luego de estar alejado 30 años, regresó y empezó a sentarse todos los domingos en Misa”, indicó.
La cuarta categoría es la de aquellos que le piden dejar de tener problemas con el alcohol y las drogas. También las gracias obtenidas se refieren a curaciones físicas, desde el dolor de espalda hasta el cáncer al ojo.
El P. Walker dijo también que el P. McGivney es “un visionario en la forma en la que se involucró con los laicos, con hombres asumiendo su papel de liderazgo. Estaba muy adelantado con esto en su tiempo”.
“Los Caballeros de Colón no eran una organización pensada para ser dirigida por sacerdotes con laicos siguiéndoles, sino una organización en donde los laicos estuviesen en todas las posiciones relevantes de liderazgo”, precisó.
Brian Caulfield afirmó que el P. McGivney también alentó la paternidad en las familias.
“Él vio a muchos hombres en la vida cotidiana lejos de la fe y pudo entender que los padres eran muy importantes para la ayuda financiera, espiritual, financiera y emocional de la familia y los hijos. Él vio que los padres eran una figura central”, indicó.
Modelo de hombría
“Los hombres necesitan héroes. Necesitamos héroes espirituales y todas las estadísticas muestran que cuando un hombre vive una vida en relación con Cristo, toda la familia se beneficia. Cuando no lo hace, con frecuencia la familia tampoco, y los niños quieren ver a su propio padre como héroe. Quieren saber que se vive por algo que va más allá, principalmente Dios. Cuando los hombres tienen una vida espiritual adecuada, toda la cultura se eleva y el P. McGivney vio esto”, dijo a su turno el P. Sullivan.
Bob Ranson, casado con Margaret, sobrina bisnieta del P. McGivney, cree que el carisma, el carácter, la humildad y la fuerza del futuro beato “debe ser una inspiración para que todos los hombres católicos sean padres y esposos amorosos y compasivos”.
Los sacerdotes también están alegres por la beatificación, comentó el P. Sullivan, “porque nos da un aliento tener un mentor para nuestra propia diócesis a quien podemos emular”.
John Palmieri, un caballero de Colón de 32 años, y su esposa Alana, enfermaron de coronavirus y él estuvo en la unidad de cuidados intensivos con coma inducido.
“Casi me muero”, contó al Register y relató que se recuperó, entre otras cosas, gracias a la oración: “Hacíamos la oración del Padre McGivney y el Rosario. Todas las oraciones ayudaron”, agregó.
Caulfield señaló finalmente que para los Caballeros de Colón, el P. McGivney es “alguien que todavía está vivo en nuestros corazones y consejos. No es alguien distante que vivió hace siglos sino un santo con quien los caballeros podemos dialogar como con un amigo”.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en el National Catholic Register
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