El observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra, Mons. Ivan Jurkovič, advirtió que “los tratados de derechos humanos deben interpretarse de manera estricta” porque “toda interpretación que vaya más allá de eso es nula y sin valor y sería perjudicial y contraproducente”.
Así lo indicó recientemente Mons. Jurkovič, en las consultas informales sobre el proceso de revisión del sistema de órganos estatales para los tratados de derechos humanos de las Naciones Unidas.
El representante de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra pidió un “diálogo interactivo” y destacó que “todo intento de modificar el alcance o el contenido de las obligaciones de un Estado parte sin su consentimiento negaría el valor de su ratificación”.
En esta línea, Mons. Jurkovič solicitó “asegurar la coherencia entre los resultados alcanzados por los órganos estatales sobre los tratados y el derecho internacional”.
Además, el observador permanente expresó su preocupación porque esos órganos suelen proporcionar “una interpretación dinámica de los tratados, introduciendo nuevos conceptos” cuando, en realidad, esos documentos requieren una interpretación rigurosa “de acuerdo con las normas codificadas por la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969”.
En este sentido, Mons. Jurkovič pidió respetar la Resolución 68/268 de las Naciones Unidas, promulgada en 2014 con el objetivo de “fortalecer y mejorar el funcionamiento efectivo del sistema de órganos estatales para los tratados de derechos humanos” el cual en el párrafo 6 se recomienda una confrontación constante con los países partes “teniendo en cuenta la especificidad de sus respectivos comités y mandatos, así como las opiniones de los Estados”.
Según informó Vatican News, el representante de la Santa Sede había pedido también recientemente una mayor “eficiencia, transparencia, eficacia y armonización de los métodos de trabajo”.
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