El Papa Francisco precisó luego: “sólo si, a través del silencio y la oración hacemos espacio a Jesús, que es la Palabra del Padre, sabremos liberarnos de la contaminación de las palabras vanas y de la palabrería. El silencio y la sobriedad –en las palabras, en el uso de las cosas, de los medios y de las redes– no son solo ‘adornos’ o virtudes, sino elementos esenciales de la vida cristiana”.
Respecto a la segunda imagen, la voz, el Pontífice destacó que “esta es el instrumento con el que manifestamos lo que pensamos y llevamos en el corazón. Entendemos entonces que está muy vinculada con el silencio, porque expresa lo que madura dentro, de la escucha de lo que el Espíritu sugiere”.
“Hermanos y hermanas, si no se sabe callar, es difícil que se tenga algo bueno que decir; en cambio, cuanto más atento es el silencio, más fuerte es la palabra. Juan Bautista… la potencia profética de su voz está ligada a la autenticidad de su experiencia y a la limpidez de su corazón”.
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