"La sangre de tu hermano me pide a gritos que yo haga justicia" (Gén 4, 10)
Pese al esfuerzo por permanecer ocultas, las mujeres fueron ubicadas y obligadas infructuosamente a renegar de su fe en Cristo. Como se negaron a hacerlo, Aproniano mandó ejecutar primero a Dafrosa, quien murió decapitada el 6 de enero de 362.
Entonces, el cruel prefecto hizo un nuevo intento por forzar a Bibiana y Demetria a la apostasía; esta vez, echando mano de otro repudiable "método": las encerró en una celda y les retiró todo alimento. Demetria murió de hambre antes de que pudiesen someterla a otra terrible prueba.
Bibiana, que no corrió la misma suerte que su hermana, fue llevada a la presencia de Aproniano quien para debilitar su voluntad decidió no ejecutarla y la entregó en manos de una proxeneta para prostituirla. Como al final este sinuoso plan también fracasó, Aproniano ordenó que Bibiana fuera atada a una columna y flagelada hasta morir.
Publicar un comentario