Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido con un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Proclamaba: “Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo” (Mc 1, 1-8).
Sugerencia práctica
En la segunda semana, la Iglesia motiva a la reconciliación con Dios mediante la Confesión, la cual nos devuelve la amistad con el Señor, que se había perdido por el pecado.
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