Hoy celebramos a Santa María de la Rosa, quien descubrió su vocación trabajando en una fábrica

En 1840, tocada por el Espíritu Santo, Santa María de la Rosa se embarcó en el que sería el proyecto más ambicioso de su vida: la fundación de una comunidad religiosa femenina dedicada a la atención de los enfermos en los hospitales. La nueva Orden llevaría el nombre de Congregación de las Siervas de la Caridad. El grupo inicial estuvo compuesto por cuatro jóvenes, pero tres meses después aumentaron a 32. Sor María de la Rosa fue nombrada por unanimidad superiora de la naciente comunidad.

Crucificada con Cristo

La etapa final de la vida de María Crucificada de la Rosa estuvo dedicada a fortalecer la Orden y obtener el reconocimiento eclesiástico necesario. En 1850, la Santa Sede, por voluntad expresa del Papa Pío IX, otorgó la aprobación de su congregación.

Unos años más tarde, Santa María de la Rosa moriría en olor de santidad, el 15 de diciembre de 1855, a los 44 años. Su proceso de canonización se inició durante el pontificado de San Pío X en 1913. El Papa Pio XII la beatificó el 26 de mayo de 1940 y él mismo la canonizó el 12 de junio de 1954 en la Basílica de San Pedro, Ciudad del Vaticano.

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