El octavo día es, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica, el nuevo día, un día de resurrección. Así lo señala el Catecismo de la Iglesia Católica:
«El “octavo día”, que sigue al sábado (cfr. Mc 16, 1; Mt 28, 1), significa la nueva creación inaugurada con la resurrección de Cristo. Para los cristianos vino a ser el primero de todos los días, la primera de todas las fiestas, el día del Señor (Hè kyriakè hèmera, dies dominica), el “domingo”» (CIC 2174).
Si la primera creación terminó en el séptimo día, en el octavo comenzó la “nueva creación”, es decir, la creación redimida por Jesús (CIC 349). La Iglesia nos enseña que nosotros estamos viviendo ese "octavo día"; en otras palabras, estamos viviendo la época de la redención traída por Jesucristo. “Ya no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará” (Apoc 22, 5). Por eso, los cristianos celebramos el misterio de la Pascua cada ocho días, domingo a domingo. El domingo es el Dies domini, el día del Señor (cfr. CIC 1166).
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