“He venido a Tierra Santa con fe y oración, a estos lugares donde la guerra hace estragos, donde hay odio, donde hay venganza, donde unos matan a otros, donde no hay agua, ni comida, donde no hay electricidad. Incluso en Navidad, los días más sagrados para nosotros, no han dejado de luchar, de matar, tanto en Ucrania como en la Franja de Gaza”, remarca el Cardenal Krajewski.
El purpurado asegura haber emprendido su viaje “con las armas más sofisticadas del mundo, es decir, la fe y la oración, que siempre pueden mover montañas y así poner fin a los conflictos”.
Destaca, además, que ha visitado todos los lugares donde estuvo Jesús y reza a Dios por los que sufren las consecuencias de la guerra. “Mi esperanza es que la paz florezca realmente en el corazón de los hombres”, concluyó.
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