Ailyn nació en Cuba hace 34 años, sus padres no eran creyentes, tan sólo una tía lejana era cristiana. Entonces Aylin le pedía algunos de sus libros religiosos con los que saciar la sed de Dios que tenía en su corazón. Junto con su tía conoció la devoción a la Virgen bajo la advocación de la Virgen de la Caridad del Cobre, a la que todavía hoy se encomienda.
Según cuenta Ailyn a la Archidiócesis de Madrid, cuando tenía 14 años comenzó a prepararse para recibir el bautismo. Pero finalmente no pudo ser, como tampoco casarse por la Iglesia.
"Pienso que se me ha hecho tan difícil porque lo que Dios había escrito para mí… ¡que me bautizase en la catedral, y con el Cardenal Osoro!”, explicó a la Archidiócesis, porque ella fue uno de los 7 adultos que recibieron el bautismo en la Vigilia Pascual.
Y aunque el camino fue largo, ella asegura que en é ve “la mano de Dios”.
Todo comenzó con la conversión de la suegra de Ailyn. Ella conoció la fe a través de uno de sus alumnos a quien impartía clases de inglés, e inició las catequesis en el Oratorio de Caballero de Gracia, situado en la Gran Vía de Madrid. Tiempo después, Ailyn asistió al bautizo de su suegra y allí volvió la idea de entrar en la Iglesia católica.
También conoció al P. Juan Moya, rector del Oratorio de Caballero de Gracia, que se ofreció a acompañarla en su preparación.
Según explica a la Archidiócesis de Madrid, Ailyn preparó con mucha emoción el día de su bautismo. Quiso estrenar un vestido blanco y unos zapatos. “¡Como una niña pequeña de Primera Comunión!”, aseguró. Para ella recibir los sacramentos de iniciación (Bautismo, confirmación y Eucaristía) en la Catedral y por parte del Cardenal Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid, fue cumplir un sueño. Aunque asegura que entonces se sintió abrumada, impresionada por la situación.
“Poder celebrar la Resurrección de Cristo como esta noche lo hemos hecho nosotros es una gracia”, aseguró.
Pero haber recibido el Bautizo fue lo que más deseaba: “Llevaba tantos años esperándolo… Es como volver a nacer con 34 años, es la entrada, es el primero”. “Cuando eres niño, te bautizan en la fe de tus padres, pero de adulto ya eres tú el que decides”, por eso subraya que “es una alegría incomparable; era un deseo de mucho tiempo, ha costado muchísimo”.
Además, junto con su esposo, comenzará próximamente el cursillo prematrimonial para poder casarse por la Iglesia.
La madre de Ailyn, al ver el proceso de conversión de su hija también ha encontrado a Dios. “Ella dice que todo empezó por mí y el sacerdote de su iglesia le dice que al final Dios siempre logra llegarnos, que solo hay que tener el corazón abierto y dejarle entrar”.
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