El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Mons. Georg Bätzing, respondió a las críticas de los obispos nórdicos al polémico Camino Sinodal de la Iglesia en Alemania y dijo que no hay un riesgo de cisma.
El Camino Sinodal es un polémico proceso de varios años en el que participan obispos y laicos de Alemania, para tratar temas como el ejercicio del poder, la moral sexual, el sacerdocio y el papel de las mujeres en la Iglesia.
En una carta, con fecha 28 de marzo y a la que tuvo acceso CNA Deutsch, agencia en alemán del Grupo ACI, Mons. Bätzing indicó que el controvertido Camino Sinodal no busca crear un “Sonderweg”, término histórico que literalmente significa camino especial, para la Iglesia en Alemania aislada de la Iglesia Universal.
El también Obispo de Limburgo indicó en la misiva que le “gustaría responder a las preocupaciones de que los católicos en Alemania podrían rechazar su integración en la comunidad de la Iglesia universal o incluso tomar un camino especial lejos de esta comunidad”.
“En contraste, quiero asegurarles que en las deliberaciones y decisiones del Camino Sinodal se hace una muy atenta diferenciación respecto a los cambios y reformas que se pueden realizar en el marco de la responsabilidad diocesana de los miembros de la Conferencia Episcopal Alemana; y qué temas, preocupaciones y reformas se pueden suscitar en el contexto de la Iglesia Universal, en particular respecto al Camino Sinodal de la Iglesia Universal”, escribió.
Al final de este párrafo, el obispo alemán se refiere al Sínodo de la Sinodalidad que se realizará en Roma en octubre de 2023, luego de un proceso de consulta de dos años en todo el mundo.
Los obispos nórdicos publicaron su carta abierta a Mons. Bätzing el pasado 9 de marzo, expresando sus temores sobre el Camino Sinodal de los obispos de Alemania.
En su misiva, los prelados alertaron de la “capitulación ante el Zeitgeist” (espíritu de la época) y el “empobrecimiento del contenido de nuestra fe”.
Los obispos de Suecia, Dinamarca, Noruega, Finlandia e Islandia publicaron la carta luego que los participantes del Camino Sinodal alemán votaron a favor de un borrador que pide la abolición del celibato sacerdotal en la Iglesia latina, la ordenación de mujeres al sacerdocio; la bendición de parejas del mismo sexo y cambios en la enseñanza de la Iglesia sobre la homosexualidad.
En su respuesta, Mons. Bätzing dijo que aprecia la preocupación de los obispos, pero que sus “temores expresados e implicados no corresponden a las deliberaciones, debates y decisiones reales de nuestro Camino Sinodal”.
El Prelado recordó que este proceso se da ante la crisis de abusos que golpea a la Iglesia en Alemania.
“Comenzando con el verdaderamente catastrófico y vergonzoso hecho de los abusos sexuales y su encubrimiento en la Iglesia, los católicos alemanes están buscando nuevas formas de la práctica en la Iglesia con mucho cuidado y con un nuevo compromiso teológicamente enraizado”, escribió.
“Todas estas deliberaciones tienen la meta de hacer espacio al Evangelio en la vida de la Iglesia, para poder colaborar más libremente otra vez en la venida del Reino de Dios y así crear las bases para poder dar cuenta de la razón de nuestra esperanza a todo aquel que pregunte”.
Mons. Bätzing también respondió al comentario de los obispos nórdicos respecto a que los líderes eclesiales “tenemos el deber de abrazar como nuestro, con gratitud y reverencia, el depósito de la fe que hemos recibido a través de la Iglesia”.
Al respecto, el obispo alemán indicó que le “gustaría dejar claro aquí que el inalterable e inmodificable depositum fidei (depósito de la fe) no debe ser entendido de modo tal que cada práctica eclesiástica, cada regulación y cada forma social de la Iglesia, que se ha desarrollado en el curso de la historia y bajo muy específicas circunstancias en el tiempo, represente este depositum inalterable”.
“Muchos aspectos organizativos y también las asignaciones de las competencias en la Iglesia se formaron en respuesta a condiciones concretas históricas y tienen también que ser el objeto del cambio y la renovación cuando se prueba son obsoletas u obstruccionistas a la proclamación del Evangelio por los requerimientos cambiantes”, escribió.
Citando el documento Lumen gentium del Concilio Vaticano II, Mons. Bätzing indicó que “el misterio sacramental de la Iglesia no se ve afectado por esto, dado que lo siguiente siempre se aplica a la Iglesia simultáneamente: es al mismo tiempo santa y siempre en necesidad de ser purificada, y siempre sigue el camino de la penitencia y la renovación”.
“Estos son los cambios por los que el Camino Sinodal está preocupado, y en búsqueda de nuevos caminos para este fin, está guiado por fuentes esenciales de la Fe: La Escritura y la Tradición, el Magisterio y la teología, así como el sentido de la fe de los fieles y los signos de los tiempos”, afirmó.
Mons. Bätzing presentó un argumento similar en una carta enviada el 16 de marzo a Mons. Stanisław Gądecki, presidente de la Conferencia Episcopal Polaca, quien cuestionó al prelado alemán sobre si el Camino Sinodal estaba enraizado en el Evangelio.
En su carta a los obispos nórdicos, Mons. Bätzing aseguró que “el Camino Sinodal siempre tiene esta admonición del corazón: nadie puede preocuparse con alinear frívolamente la acción de la Iglesia con las modas predominantes”.
“Sin embargo, las reflexiones del Camino Sinodal, en la buena tradición eclesial y en conexión cercana con lo que establece el Concilio Vaticano II, se basa en que Dios, Creador y sostenedor del mundo, también se revela a sí mismo en este mundo y en la historia de la humanidad, y que esta actividad y su naturaleza también pueden ser vistas en los eventos de la historia de forma sucinta”, afirmó.
Para concluir, el presidente de los obispos alemanes pidió a los prelados nórdicos seguir en contacto en la esperanza de que puedan “fortalecer y profundizar” su intercambio.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA
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