Más de 70 obispos del mundo, entre ellos los cardenales Francis Arinze, Raymond Burke, George Pell y Wilfred Napier, enviaron una “carta fraterna” a los obispos de Alemania para advertir que existe el peligro de un cisma debido al curso que sigue el polémico Camino Sinodal en el país europeo.
El Camino Sinodal es un controvertido proceso de varios años que comenzó en diciembre de 2019 y en el que participan obispos y laicos de Alemania para tratar temas como el ejercicio del “poder”, la moral sexual, el sacerdocio y el papel de las mujeres en la Iglesia.
El Camino Sinodal ha expresado, públicamente y en diversas ocasiones, posturas contrarias a la doctrina católica.
“En una época de rápida comunicación global, lo que acontece en una nación repercute en la vida eclesial de otros lugares. De este modo, el proceso del ‘Camino Sinodal´ promovido en la actualidad por los católicos en Alemania tiene consecuencias para la Iglesia a escala mundial. Esto incluye a las Iglesias locales que pastoreamos y a los muchos fieles católicos de los cuales somos responsables”, afirman los obispos en la carta con fecha 11 de abril.
“A la luz de esta realidad, la situación en Alemania nos obliga a manifestar nuestra creciente preocupación acerca de la naturaleza del proceso del ‘camino sinodal’ alemán en su conjunto y el contenido de sus diversos documentos”, agrega la carta firmada por obispos de Estados Unidos, Canadá, Tanzania, Camerún y otros países.
Los prelados refieren que sus siete indicaciones tienen su raíz en el capítulo 12 de la Carta de San Pablo a los Romanos, especialmente en la advertencia de no acomodarse “al mundo presente”.
“La seriedad de estas observaciones se desprende tanto de la confusión que el Camino Sinodal ha causado, y continúa causando, como del potencial para el cisma en la vida de la Iglesia en que derivará inevitablemente”, alertan los obispos.
La primera indicación lamenta que, “desoyendo al Espíritu Santo y desatendiendo el Evangelio, las acciones del Camino Sinodal socavan la credibilidad de la autoridad de la Iglesia —incluyendo la del Papa Francisco—, la antropología cristiana y la moral sexual, y la verosimilitud de la Escritura”.
La segunda advierte que “a pesar de exhibir un barniz de vocabulario e ideas religiosas, los documentos del Camino Sinodal Alemán parecen mucho más inspirados por el análisis sociológico y la política contemporánea, incluyendo las ideologías de género, que por la Escritura y la Tradición, las cuales, para el Concilio Vaticano II, son un único depósito sagrado de la Palabra de Dios”.
La tercera, denuncia que “el contenido del Camino Sinodal parece reinterpretar y menoscabar el significado de la libertad cristiana. Para el cristiano, la libertad es el conocimiento, la voluntad y la resuelta habilidad de hacer lo que está bien”.
La quinta indicación explica que el trabajo del Camino Sinodal, es hecho por “expertos y comités que se manifiesta altamente burocratizado, obsesivamente crítico y encerrado en sí mismo. Precisamente este hecho refleja una forma extendida de esclerosis eclesial que, irónicamente, llega a ser antievangélica en su estilo”.
“En su efecto, el Camino Sinodal muestra más sumisión y obediencia al mundo y a las ideologías que a Jesucristo, nuestro Señor y Salvador”, advierten los obispos.
La sexta indicación se centra en que “la atención excesiva del Camino Sinodal sobre el ‘poder’ en la Iglesia sugiere un espíritu fundamentalmente contrario a la naturaleza real de la vida cristiana”.
En su indicación final, los obispos explican que el mayor problema del Camino Sinodal es “terriblemente irónico”.
“Por su ejemplo destructivo, el Camino Sinodal podría conducir a algunos obispos, y conducirá a muchos fieles laicos, a desconfiar de la misma idea de ‘sinodalidad’, impidiendo asimismo la necesaria conversación de la Iglesia sobre el cumplimiento de su misión de convertir y santificar el mundo”, destacan los prelados.
Los obispos alientan a que estas indicaciones se desarrollen más detalladamente, como hizo el Arzobispo Samuel Aquila con “Una carta abierta a los obispos católicos del mundo”, escrita en mayo de 2021.
Si usted es obispo y desea adherirse a la carta fraterna a los obispos de Alemania, puede escribir al correo [email protected]
La grave crisis de la Iglesia en Alemania
En julio de 2021 la Conferencia Episcopal Alemana informó que fueron un total de 221.390 las personas que dejaron la Iglesia Católica en 2020.
La cifra fue más baja que el récord de 272.771 personas que dejaron la Iglesia en 2019, pero fue más alta que los 216.078 que se fueron en 2018.
Un par de meses antes, en mayo de 2021, sacerdotes y agentes pastorales de la Iglesia en Alemania bendijeron parejas homosexuales en un evento titulado “El amor gana” en más de 100 lugares en todo el país, con el apoyo de varios obispos como el presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Georg Bätzing, y en abierta rebelión a la explícita prohibición de la Congregación para la Doctrina de la Fe en el Vaticano, publicada el 15 de marzo de ese año.
El P. Hugo Valdemar, canónigo penitenciario de la Arquidiócesis Primada de México, afirmó que esas bendiciones fueron “un verdadero acto sacrílego” y un “acto diabólico de soberbia e inmoralidad”.
En enero de este 2022, varios obispos alemanes saludaron el lanzamiento de la campaña “#OutinChurch: Por una Iglesia sin miedo”, que pide revisar lo que considera expresiones “difamadoras y obsoletas” de la doctrina católica “sobre la sexualidad y el género”; y solicita la bendición y el acceso a los sacramentos de parejas homosexuales.
El Cardenal Reinhard Marx, Arzobispo de Múnich, expresidente de la Conferencia Episcopal Alemana y uno de los promotores del Camino Sinodal, propuso en febrero el fin del celibato para los sacerdotes en la Iglesia Católica.
En marzo el Purpurado alemán volvió a suscitar polémica al celebrar una Misa con motivo de los “20 años de culto queer y cuidado pastoral” en Múnich. Según sus promotores, la palabra “queer” describe una “identidad de género y sexual diferente a la heterosexual”.
La más reciente controversia del Cardenal Marx fueron sus declaraciones a la revista semanal Stern, publicadas el 31 de marzo, en las que dijo que el Catecismo de la Iglesia Católica “no está escrito en piedra” y que se puede “dudar de lo que dice”.
El Obispo de Limburgo y presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Mons. Georg Bätzing, pidió en marzo de este año que se cambie la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad, las relaciones sexuales fuera del matrimonio, el celibato y la ordenación de mujeres.
En entrevista con la revista alemana Bunte, publicada el 4 de marzo, el Obispo, que también promueve el polémico Camino Sinodal, dijo entre otras cosas que las relaciones sexuales de parejas del mismo sexo están bien “si se hace en fidelidad y responsabilidad. No afecta la relación con Dios”.
En febrero de este año, una reunión plenaria del Camino Sinodal votó a favor de un texto que pide se permita la bendición de parejas del mismo sexo y que se cambie el Catecismo respecto a la homosexualidad.
Una de las últimas polémicas que tienen que ver con la enseñanza moral católica en Alemania, ha sido la autorización de la Arquidiócesis de Friburgo para que una mujer trans, que se identifica como hombre, imparta religión a niños en una escuela.
A continuación, el texto completo de la carta fraterna con fecha 11 de abril y la lista de los obispos que la han firmado hasta ahora.
UNA CARTA FRATERNA A NUESTROS HERMANOS OBISPOS EN ALEMANIA
En una época de rápida comunicación global, lo que acontece en una nación repercute en la vida eclesial de otros lugares. De este modo, el proceso del “camino sinodal” promovido en la actualidad por los católicos en Alemania tiene consecuencias para la Iglesia a escala mundial. Esto incluye a las Iglesias locales que pastoreamos y a los muchos fieles católicos de los cuales somos responsables.
A la luz de esta realidad, la situación en Alemania nos obliga a manifestar nuestra creciente preocupación acerca de la naturaleza del proceso del “camino sinodal” alemán en su conjunto y el contenido de sus diversos documentos. Nuestras observaciones serán breves ex profeso. Pensamos que estas notas merecen un desarrollo más detallado (por ejemplo, Arzobispo Samuel Aquila, Una carta abierta a los obispos católicos del mundo) por parte de obispos individuales; desarrollo que alentamos enérgicamente. Con todo, la urgencia de nuestras indicaciones conjuntas está enraizada en Romanos 12, especialmente en la advertencia de San Pablo: No os acomodéis al mundo presente. La seriedad de estas observaciones se desprende tanto de la confusión que el Camino Sinodal ha causado, y continúa causando, como del potencial para el cisma en la vida de la Iglesia en que derivará inevitablemente.
La necesidad de reforma y renovación es tan antigua como la misma Iglesia. En su raíz, este impulso es admirable y nunca debería ser temido. Muchas de las personas que están implicadas en el proceso del Camino Sinodal poseen, sin duda, un carácter sobresaliente. No obstante, la historia del cristianismo está llena de esfuerzos bien intencionados que perdieron su fundamentación en la Palabra de Dios, en un encuentro fiel con Jesucristo, en una verdadera escucha al Espíritu Santo y en el sometimiento de nuestras voluntades a la voluntad del Padre. Estos esfuerzos malogrados ignoraron la unidad, la experiencia y la sabiduría atesorada en el Evangelio y en la Iglesia. Fueron infecundos y dañaron la unidad y la vitalidad evangélica de la Iglesia porque no tuvieron en cuenta las palabras de Jesús: “separados de mí no pueden hacer nada” (Jn 15, 5). Pues bien, el Camino Sinodal alemán tiene el riesgo de conducir, precisamente, a un callejón sin salida muy parecido.
Como vuestros hermanos obispos que somos, os presentamos algunas de nuestras preocupaciones, sin ánimo de ser exhaustivos:
1. Desoyendo al Espíritu Santo y desatendiendo el Evangelio, las acciones del Camino Sinodal socavan la credibilidad de la autoridad de la Iglesia —incluyendo la del Papa Francisco—, la antropología cristiana y la moral sexual, y la verosimilitud de la Escritura.
2. A pesar de exhibir un barniz de vocabulario e ideas religiosas, los documentos del Camino Sinodal Alemán parecen mucho más inspirados por el análisis sociológico y la política contemporánea, incluyendo las ideologías de género, que por la Escritura y la Tradición, las cuales, para el Concilio Vaticano II, son un único depósito sagrado de la Palabra de Dios. Estos documentos miran a la Iglesia y a su misión más con los ojos del mundo que con los de las verdades reveladas en la Escritura y la Tradición autorizada de la Iglesia.
3. Además, el contenido del Camino Sinodal parece reinterpretar y menoscabar el significado de la libertad cristiana. Para el cristiano, la libertad es el conocimiento, la voluntad y la resuelta habilidad de hacer lo que está bien. La libertad no es “autonomía”. La auténtica libertad, tal y como enseña la Iglesia, está anclada en la verdad, ordenada al bien y, en última instancia, a la bienaventuranza. La conciencia no crea la verdad. Tampoco es un asunto de preferencias personales o autoafirmación. Una conciencia cristiana bien formada permanece sujeta tanto a la verdad sobre la naturaleza humana como a las normas de la vida justa reveladas por Dios y enseñadas por la Iglesia de Cristo. Jesús es la verdad que nos hace libres (Jn 8).
4. La alegría del Evangelio —esencial para la vida cristiana, tal y como el Papa Francisco subraya a menudo— parece completamente ausente de las discusiones y textos del Camino Sinodal. Este punto flaco es muy significativo para un esfuerzo que busca la renovación tanto personal como eclesial.
5. El proceso del Camino Sinodal, casi a cada paso, es un trabajo de expertos y comités que se manifiesta altamente burocratizado, obsesivamente crítico y encerrado en sí mismo. Precisamente este hecho refleja una forma extendida de esclerosis eclesial que, irónicamente, llega a ser antievangélica en su estilo. En su efecto, el Camino Sinodal muestra más sumisión y obediencia al mundo y a las ideologías que a Jesucristo, nuestro Señor y Salvador.
6. La atención excesiva del Camino Sinodal sobre el “poder” en la Iglesia sugiere un espíritu fundamentalmente contrario a la naturaleza real de la vida cristiana. Al fin y al cabo, la Iglesia no es meramente una “institución”, sino una comunidad orgánica que no es igualitaria sino familiar, complementaria y jerárquica —un pueblo sellado en comunión por el amor de Cristo Jesús y el amor al prójimo en su nombre. La reforma de las estructuras no es, en absoluto, lo mismo que la conversión de los corazones. El encuentro con Jesús, como se ve en el Evangelio y en la vida de los santos a través de la historia, cambia los corazones y las mentes, trae la sanación, aparta de una vida de pecado e infelicidad, y acredita el poder del Evangelio.
7. Finalmente, el más lamentable y apremiante problema del Camino Sinodal Alemán es terriblemente irónico. Por su ejemplo destructivo, el Camino Sinodal podría conducir a algunos obispos, y conducirá a muchos fieles laicos, a desconfiar de la misma idea de “sinodalidad”, impidiendo asimismo la necesaria conversación de la Iglesia sobre el cumplimiento de su misión de convertir y santificar el mundo.
En un tiempo de confusión, la última cosa que nuestra comunidad de fe necesita es más de lo mismo. Mientras ustedes disciernen la voluntad del Señor para la Iglesia en Alemania, les aseguramos nuestras oraciones por ustedes.
Francis Cardenal Arinze (Onitsha, Nigeria)
Raymond Cardenal Burke (Saint Louis, EE.UU.)
Wilfred Cardenal Napier (Durban, Sudáfrica)
George Cardenal Pell (Sídney, Australia)
Arzobispo Samuel Aquila (Denver, EE.UU.)
Arzobispo Emérito Charles Chaput (Filadelfia, EE.UU.)
Arzobispo Paul Coakley (Oklahoma City, EE.UU.)
Arzobispo Salvatore Cordileone (San Francisco, EE.UU.)
Arzobispo Damian Dallu (Songea, Tanzania)
Arzobispo Emérito Joseph Kurtz (Louisville, EE.UU.)
Arzobispo J. Michael Miller (Vancouver, British Columbia, Canadá)
Arzobispo Joseph Naumann (Kansas City en Kansas, EE.UU.)
Arzobispo Andrew Nkea (Bamenda, Camerún)
Arzobispo Renatus Nkwande (Mwanza, Tanzania)
Arzobispo Gervas Nyaisonga (Mbeya, Tanzania)
Arzobispo Gabriel Palmer-Buckle (Cape Coast, Ghana)
Arzobispo Emérito Terrence Prendergast (Ottawa-Cornwall, Ontario, Canadá)
Arzobispo Jude Thaddaeus Ruwaichi (Dar-es-Salaam, Tanzania)
Arzobispo Alexander Sample (Portland en Oregón, EE.UU.)
Obispo Joseph Afrifah-Agyekum (Koforidua, Ghana)
Obispo Michael Barber (Oakland, EE.UU.)
Obispo Emérito Herbert Bevard (Saint Thomas, Islas Vírgenes de Estados Unidos)
Obispo Earl Boyea (Lansing, EE.UU.)
Obispo Neal Buckon (Auxiliar, Servicios Militares, EE.UU.)
Obispo William Callahan (La Crosse, EE.UU.)
Obispo Emérito Massimo Camisasca (Reggio Emilia-Guastalla, Italia)
Obispo Liam Cary (Baker, EE.UU.)
Obispo Peter Christensen (Boise City, EE.UU.)
Obispo Joseph Coffey (Auxiliar, Servicios Militares, EE.UU.)
Obispo James Conley (Lincoln, EE.UU.)
Obispo Thomas Daly (Spokane, EE.UU.)
Obispo John Doerfler (Marquette, EE.UU.)
Obispo Timothy Freyer (Auxiliar, Orange, EE.UU)
Obispo Donald Hying (Madison, EE.UU.)
Obispo Emérito Daniel Jenky (Peoria, EE.UU.)
Obispo Stephen Jensen (Prince George, British Columbia, Canadá)
Obispo William Joensen (Des Moines, EE.UU.)
Obispo James Johnston (Kansas City-St. Joseph, EE.UU.)
Obispo David Kagan (Bismarck, EE.UU.)
Obispo Flavian Kassala (Geita, Tanzania)
Obispo Carl Kemme (Wichita, EE.UU.)
Obispo Rogatus Kimaryo (Same, Tanzania)
Obispo Anthony Lagwen (Mbulu, Tanzania)
Obispo David Malloy (Rockford, EE.UU.)
Obispo Gregory Mansour (Eparquía de San Marón de Brooklyn, EE.UU.)
Obispo Simon Masondole (Bunda, Tanzania)
Obispo Robert McManus (Worcester, EE.UU.)
Obispo Bernadin Mfumbusa (Kondoa, Tanzania)
Obispo Filbert Mhasi (Tunduru-Masasi, Tanzania)
Obispo Lazarus Msimbe (Morogoro, Tanzania)
Obispo Daniel Mueggenborg (Reno, EE.UU.)
Obispo William Muhm (Auxiliar, Servicios Militares, EE.UU.)
Obispo Thanh Thai Nguyen (Auxiliar, Orange, EE.UU)
Obispo Walker Nickless (Sioux City, EE.UU.)
Obispo Eusebius Nzigilwa (Mpanda, Tanzania)
Obispo Thomas Olmsted (Phoenix, EE.UU.)
Obispo Thomas Paprocki (Springfield, Illinois, EE.UU.)
Obispo Kevin Rhoades (Fort Wayne-South Bend, EE.UU.)
Obispo David Ricken (Green Bay, EE.UU.)
Obispo Almachius Rweyongeza (Kayanga, Tanzania)
Obispo James Scheuerman (Auxiliar, Milwaukee, EE.UU.)
Obispo Augustine Shao (Zanzibar, Tanzania)
Obispo Joseph Siegel (Evansville, EE.UU.)
Obispo Frank Spencer (Auxiliar, Servicios Militares, EE.UU.)
Obispo Joseph Strickland (Tyler, EE.UU.)
Obispo Paul Terrio (Saint Paul en Alberta, Canadá)
Obispo Thomas Tobin (Providence, EE.UU.)
Obispo Kevin Vann (Orange, EE.UU.)
Obispo Robert Vasa (Santa Rosa, EE.UU.)
Obispo David Walkowiak (Grand Rapids, EE.UU.)
Obispo James Wall (Gallup, EE.UU.)
Obispo William Waltersheid (Auxiliar, Pittsburgh, EE.UU.)
Obispo Michael Warfel (Great Falls-Billings, EE.UU.)
Obispo Chad Zielinski (Fairbanks, EE.UU.)
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