El vicepostulador de la causa de canonización del Beato Artemides Zatti, P. Pedro Narambuena, presentó la oración oficial para pedir la intercesión del profesor salesiano conocido como “enfermero de la Patagonia” y “enfermero de los pobres”.
La oración fue difundida luego que la Congregación para las Causas de los Santos promulgó, el 9 de abril de este año, el decreto que reconoce el milagro atribuido a la intercesión de “Don Zatti”.
Oración a Don Zatti
Señor Jesús.
Tú llamaste a don Zatti, salesiano coadjutor,
para servirte en los pobres y necesitados.
Tú le diste la fuerza para entregarse
con alegría y sin descanso a sus hermanos enfermos.
Tú lo hiciste un hombre bueno,
que supo vivir fielmente tu Evangelio
en el trabajo cotidiano y en el sacrificio escondido.
Que la alegría de verlo brillar en el cielo de tus santos
nos ayude a dar testimonio de tu Luz.
Te pedimos por su intercesión la gracia de…
Para gloria tuya y de tu fiel siervo Don Zatti.
Amén.
Artemides Zatti, enfermero de los pobres
Artemides Zatti nació en Boretto, provincia de Regio Emilia (Italia), el 12 de octubre de 1880.
De familia granjera supo del trabajo y sacrificio a temprana edad. Forzada por la pobreza, su familia tuvo que migrar a Argentina en 1897. Se instalaron en Bahía Blanca.
Allí Artemides comenzó a asistir a la parroquia a cargo de los Salesianos y se convirtió en ayudante del párroco. Sentía el deseo de ser salesiano y fue aceptado como aspirante. Al cumplir veinte años de edad se integró a la comunidad en Bernal.
Mientras estudiaba, le confiaron el cuidado de un joven sacerdote que estaba enfermo con tuberculosis y que murió en 1902.
Tiempo después, el día en que Artemides debía recibir su hábito, él contrajo la enfermedad. Fue enviado al hospital en Viedma y allí oró a María Auxiliadora para recibir la gracia de la salud, prometiendo dedicar su vida entera a la atención de los enfermos.
Ya recuperado, Artemides empezó a ocuparse de la farmacia adjunta al hospital. Allí aprendió el trabajo que realizaba el sacerdote a cargo, P. Evaristo Garrone. Cuando él falleció, Artemides tomó la responsabilidad total.
Artemides Zatti hizo su profesión perpetua en 1908 y se dedicó por completo a los enfermos. La gente lo buscaba y lo admiraba. Para el personal del hospital él no era solamente un excelente director sino sobre todas las cosas, un excelente cristiano.
Su jornada comenzaba a las 4:30 a.m. con una meditación y la Santa Misa. Luego visitaba a los enfermos del hospital y de la ciudad en su bicicleta.
Después del almuerzo jugaba a las bochas con aquellos pacientes en recuperación, volvía a visitar enfermos del hospital y de afuera y hasta las 8 de la noche trabajaba en la farmacia. Luego estudiaba medicina hasta las 11:00 p.m. y leía algo espiritual antes de descansar sin descuidar algún llamado de urgencia.
Obtuvo un diploma de enfermero. En 1913 dirigió la construcción de un nuevo hospital, que después fue demolido. Sin desilusionarse, empezó la construcción nuevamente.
En 1950 se cayó en la escalera y fue confinado a hacer reposo. Después enfermó de cáncer y falleció el 15 de marzo de 1951.
En 1976 el “enfermero de los pobres” inició su camino de santidad. En 1980 fue declarado Siervo de Dios y venerable el 17 de julio de 1997.
Fue beatificado por San Juan Pablo II el 14 de abril de 2002. Su cuerpo descansa en la capilla de los Salesianos en Viedma.
El milagro aprobado por la Congregación para las Causas de los Santos consistió en la recuperación de un hombre filipino de Tanauan Batangas, que se estaba muriendo debido a un grave ictus isquémico en la cabeza, agravado por una fuerte hemorragia.
Su familia no tenía medios para operarlo y se lo llevó a casa. Tres días más tarde, el enfermo se quitó de pronto la sonda nasogástrica con la que se alimentaba y el oxígeno y pidió que le dejaran comer.
Su hermano, coadjutor salesiano en Roma, había pedido por su recuperación y el mismo día que Batangas fue ingresado en el hospital, comenzó a rezar por la intercesión del beato Artemides Zatti.
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