En declaraciones a Radio Vaticana, el sacerdote destacó el interés que el Santo Padre ha mostrado por el problema de los refugiados desde el inicio de su Pontificado, como cuando el 8 de julio de 2013 visitó la isla Italiana de Lampedusa, punto de llegada de miles de migrantes que huyen de la violencia y pobreza en África.
Por ello, dijo que la decisión de visitar la isla griega es no casual. “Es un viaje de testimonio a todo el mundo de que los migrantes, antes de ser un número en un campo de acogida, son personas que tienen una historia, tienen sus sueños, tienen un nombre. Por tanto, son personas que necesitan ser tratados con dignidad, por personas humanas”, expresó.
En ese sentido, el P. Kiskinis destacó no solo la actuación de las autoridades y organizaciones locales para acoger a los refugiados que llegan de Medio Oriente, sino especialmente de “la población y las personas simples que han demostrado una fraternidad, una humanidad nunca vista en esta parte”.
“Los ciudadanos de Lesbos no han cerrado las puertas, no han cerrado los corazones, no han creado fronteras o barreras, sino que dio la bienvenida a estas personas con la esperanza de que puedan recibir calor y acogida en Europa, que es la patria de los derechos humanos”, expresó.
La visita del Papa también será a la vez un encuentro ecuménico, pues Francisco estará acompañado por el Patriarca Ecuménico de Constantinopla (Turquía), Bartolomé I, y del Arzobispo de Atenas y de toda Grecia, Jerónimo II.
En ese sentido, dijo que el trabajo conjunto de las diversas confesiones cristianas puede ayudar a la solución de la crisis migratoria. “No se debe trabajar solo, sino colaborar y trabajar juntos”, tanto los gobiernos europeos como la Iglesia Católica, la Iglesia Ortodoxa Griega y el Patriarcado Ecuménico.
“Colaborar y dar un testimonio de unidad en la crisis migratoria. Estamos aquí como cristianos, sin hacer distinción de raza, de cultura, de idioma, de religión, para dar un poco de alivio a estas personas y también para sensibilizar a la comunidad europea, los gobiernos”, añadió.
Sobre la comunidad católica local, indicó que si bien es pequeña, está formada por “fieles muy comprometidos en la acogida de estas personas, porque nuestra fe no es abstracta, es concreta”. “Nosotros creemos ver a Jesús hambriento, desnudo, forastero, en el rostro de estas personas”, afirmó.
Las islas griegas de Lesbos, Chios, Leros, Samos, Kos, Kalymos y Agathonisi, cercanas a Turquía, se han convertido en los últimos meses en lugares de paso de miles de personas que buscan entrar a Europa para huir de los conflictos en Medio Oriente, especialmente de Siria e Irak. Sin embargo, también arriban personas de Afganistán, Irán, Palestina, Yemen, Pakistán, Libia o Somalia.
Parte del programa del viaje del Pontífice comprende una visita al campo de acogida de Moria, donde se alojan unos 2.500 refugiados.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), más de 856.000 personas han llegado a Grecia por mar desde 2015. Esto es considerado una de las crisis migratorias más grandes desde la Segunda Guerra Mundial, con al menos cuatro mil personas ahogadas en el Mar Egeo producto de los naufragios.
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