En la Navidad de 2013, una hostia consagrada cayó al piso en la parroquia polaca de Saint Jack, recordó el Obispo en un comunicado, y tras ser recogida fue colocada en un recipiente con agua.
Poco después, aparecieron manchas rojas sobre la Eucaristía.
Mons. Stefan Cichy, entonces Obispo de Legnica, creó una comisión para supervisar la hostia. En febrero de 2014, un pequeño fragmento fue colocado sobre un corporal y pasó por pruebas de varios institutos.
El comunicado médico final del Departamento de Medicina Forense encontró que “en la imagen histopatológica, se encontró que los fragmentos contienen partes fragmentadas del músculo estriado transversal. Es más similar al músculo del corazón”.
Las pruebas también determinaron que el tejido era de origen humano, y hallaron que presentaba señales de sufrimiento.
Mons. Kiernikowski indicó que en enero de este año presentó el asunto a la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano.
En abril, de acuerdo a las recomendaciones de la Santa Sede, el Prelado pidió al párroco de la parroquia de Saint Jack, Andrzej Ziombrze, “preparar un lugar adecuado para las Reliquias, de tal forma que los fieles puedan venerarlas”.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 4 de junio de 2015
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