A continuación puede leer el Evangelio y la homilía del Obispo de Santa María de los Ángeles (Chile), Mons. Felipe Bacarreza Rodríguez:
Evangelio del día (Juan 10, 27-30)
27 Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen.
28 Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano.
29 El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre.
30 Yo y el Padre somos uno.»
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Homilía de Mons. Bacarreza:
La mención del capítulo X del Evangelio de Juan trae inmediatamente a nuestra mente el discurso de Jesús sobre el Buen Pastor donde resuenan esas afirmaciones suyas que todos recordamos: "Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas... Yo conozco mis ovejas... Yo doy mi vida por las ovejas" (Jn 10,11.14.-15). El Evangelio del IV Domingo de Pascua -en los tres ciclos A, B y C- se toma de este discurso y por eso a este domingo se le da el nombre de "Domingo del Buen Pastor". Por decisión del Papa Pablo VI, se celebra en este día la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. El sacerdote, en virtud del sacramento del Orden, está destinado a ser pastor del pueblo de Dios y a reproducir los rasgos de Jesús buen Pastor. Por eso el Papa consideró que este domingo era el más apropiado para orar por las vocaciones sacerdotales en todo el mundo.
En el Evangelio de este domingo la atención se concentra, en primer lugar, sobre las ovejas del rebaño de Jesús. Jesús las define así: "Mis ovejas escuchan mi voz". La actitud fundamental de un cristiano es la de escuchar la voz del Señor. En efecto, cuando Dios habla a su pueblo para darle su ley, comienza con la exhortación a tener esa actitud: "Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón..." (Dt 6,4-5; cf. Mc 12,29-30). Esa actitud de escucha, que en el Antiguo Testamento se tenía respecto de los profetas enviados por Dios, ahora hay que tenerla respecto de Jesús, porque, si "en el pasado, Dios habló muchas veces y de muchas maneras a nuestros padres por medio de los profe-tas, ahora, nos ha hablado a nosotros por medio del Hijo" (Heb 1,1-2). A éste acredita el Padre cuando, en el monte de la Transfiguración, dice: "Este es mi Hijo amado, escuchadlo" (Mc 9,7).
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