En su paso por Chile, el también Arzobispo de Jos Mons. Kaigama compartió su testimonio en el auditorio de la Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política de la Universidad Católica en el campus San Joaquín.
El Prelado relató que debido a la persecución “hemos tenido que suspender las fiestas religiosas en las calles por temor a Boko Haram” -grupo terrorista musulmán que opera en Nigeria, Níger y Chad- y tomar una serie de medidas de seguridad ante posibles atentados como: estacionar los autos lejos de las iglesias, asistir sin bolsos o carteras a Misa, pasar por detector de metales, entre otras.
“En todos lados hacen estallar bombas, en los mercados, iglesias, bazares, colegios, bancos. Incluso en los campos de refugiados las mujeres van con cinturones de bombas, haciéndose pasar por refugiadas y pidiendo ayuda, entran y estallan”, explicó Mons. Kaigama.
“Pero la vida debe continuar. Yo les digo -a los cristianos- que no estén asustados porque los hace vulnerables y eso es lo que Boko Haram quiere lograr”, dijo Mons. Kaigama
Ese llamado ha hecho que los cristianos sigan llenando las iglesias los domingos, pero no evita que a veces afloren deseos de venganza ante la grave violencia de la que son víctimas.
En una ocasión, recuerda el Arzobispo, los terroristas musulmanes de Boko Haram detonaron un explosivo cerca de su iglesia. “Después de orar cinco minutos salí y les dije: Yo estoy más enojado que todos ustedes juntos. Me dan ganas de quemar todo esto. Pero Jesús no me enseñó a ser violento. Él me enseñó a no hacer el mal a pesar de que otras personas hayan sido malas conmigo. Pese a lo que hemos vivido volvamos tranquilos a casa. No fue fácil pero aceptaron, oyeron la voz del Espíritu Santo y se fueron tranquilos”.
Mons. Kaigama, que también lidera el “Comité Interreligioso por la Paz”, explicó que si bien Boko Haram ataca principalmente a los cristianos con el objetivo de aniquilarlos e instalar la sharia (ley religiosa musulmana) también ha llegado a atacar a los mismos compatriotas islámicos “convirtiéndose en un tema no solo religioso sino humanitario”.
El Arzobispo de Jos, centro de Nigeria, visitó Chile entre el 7 y 9 de abril invitado por Ayuda a la Iglesia que Sufre (AIS) para dar a conocer cuál es la situación actual del pueblo cristiano en ese país.
Por naturaleza, la convivencia en Nigeria es difícil. Existen más de 200 idiomas y 500 dialectos. Vivieron una guerra civil entre 1967 y 1970 que trajo hambruna y muerte, además de una crisis que se ha acrecentado con los conflictos políticos, religiosos y étnicos.
De acuerdo al último informe de AIS (2014), el 49,3% de la población nigeriana son cristianos que viven en el centrosur del país y un 48,8% musulmanes que se concentran en el norte. La población total es de unos 170 millones de habitantes
La violencia de Boko Haram, cuyo significado es “la educación occidental es pecado”, se ha extendido y acrecentado en todo el país, sobre todo después de que en 2009 su líder Mohammed Yusuf fuera capturado y ejecutado por la policía.
Uno de los últimos atentados de Boko Haram, que ha jurado lealtad al también grupo terrorista Estado Islámico (ISIS), ocurrió el 30 de enero en la localidad de Dalori donde llegaron a quemar vivos a algunos niños cristianos.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 3 de febrero de 2016
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