Entre estos, destacan nueve consejos del Papa para preparar el día de la boda y que presentamos a continuación:
1. No se concentren en las invitaciones, la vestimenta, la fiesta o innumerables detalles que consumen presupuesto y energías, porque llegarán cansados al casamiento en vez de dedicar sus mejores fuerzas a prepararse como pareja para este gran paso. “Esta mentalidad se refleja también en algunas uniones de hecho que nunca llegan al casamiento porque piensan en festejos demasiado costosos, en lugar de dar prioridad al amor mutuo y a su formalización ante los demás”.
2. Por ello, tengan “la valentía de ser diferentes” y no se dejen devorar “por la sociedad del consumo y de la apariencia”, pues lo que importa es el amor que los une, “fortalecido y santificado por la gracia”. Opten por un festejo austero y sencillo, para colocar el amor por encima de todo.
3. Prepárense para vivir con mucha hondura la celebración litúrgica y percibir el peso teológico y espiritual del consentimiento al momento de casarse. Las palabras que dirán no se reducen al presente, sino que “implican una totalidad que incluye el futuro: ‘hasta que la muerte los separe’”.
4. Así, el sentido del consentimiento muestra que “libertad y fidelidad no se oponen, más bien se sostienen mutuamente”. Piensen en los daños que producen las promesas incumplidas. “El honor de la palabra dada, la fidelidad a la promesa, no se pueden comprar ni vender. No se pueden imponer con la fuerza, pero tampoco custodiar sin sacrificio”.
5. Recuerden que un compromiso tan grande como el que expresa el consentimiento matrimonial y la unión de los cuerpos que consuma el matrimonio, cuando se trata de dos bautizados, sólo pueden interpretarse como signos del amor del Hijo de Dios hecho carne y unido con su Iglesia en alianza de amor. Así, “el significado procreativo de la sexualidad, el lenguaje del cuerpo, y los gestos de amor vividos en la historia de un matrimonio, se convierten en una ininterrumpida continuidad del lenguaje litúrgico y la vida conyugal viene a ser, en algún sentido, liturgia”.
6. Tengan presente que el sacramento que celebrarán “no es sólo un momento que luego pasa a formar parte del pasado y de los recuerdos”, sino que “ejerce su influencia sobre toda la vida matrimonial, de manera permanente”.
7. Lleguen al casamiento luego de haber orado juntos, “el uno por el otro, pidiendo ayuda a Dios para ser fieles y generosos”, preguntándole juntos a Dios qué es lo que espera de ustedes.
8. Recuerden que Jesús inició sus milagros en las bodas de Caná: “el vino bueno del milagro del Señor, que anima el nacimiento de una nueva familia, es el vino nuevo de la Alianza de Cristo con los hombres y mujeres de todos los tiempos”. Por tanto, el día de su boda será “una ocasión imperdible para anunciar el Evangelio de Cristo”.
9. Finalmente, consagren su amor ante una imagen de la Virgen María.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 15 de abril de 2016
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