El también miembro de la Pontificia Academia para la Vida explicó que el apoyo de algunos sectores al aborto es un “problema cultural” que intenta resolver “conflictos reales con violencia”, lo que ha sido “un proceso muy rápido, no muy fácil de reconocer, que tiene varias fuentes”.
Entre ellas, el Arzobispo se refirió a tres: la primera es la “libertad mal entendida, totalmente divorciada de la verdad y del bien”.
La segunda es un "pragmatismo extremo. Chile es un país que cree que los problemas se resuelven pragmáticamente pero no siempre lo que es pragmático es lo mejor”.
“Y en tercer lugar yo creo que es una falta de esperanza”. En definitiva, precisó el Prelado, “pensar que una vida humana no va a poder vivir porque viene con alguna enfermedad o no va a poder vivir porque es fruto de una violación, que la condeno absolutamente, eso es falta de esperanza”.
"En mi opinión es una arrogancia, porque ¿Quién tiene derecho a decidir qué vida merece ser vivida? Quién tendría derecho. Usted le pregunta a cualquier persona con alguna capacidad diferente con algún problema: ¿Usted preferiría no vivir? Y todos dirían ¡No! Yo quiero vivir”.
“¿Y qué madre sería capaz de decir cuando un hijo tiene un accidente y queda en condiciones muy precarias, sería capaz de decirle al Estado mire elimine a este hijo? Ninguno”, cuestionó.
En su reflexión, Mons Chomali dijo que tanto el valor que algunos ahora dan a la vida humana, así como al matrimonio y otros temas hacen parte de “un cambio cultural muy profundo”.
A la “luz de la razón, del sentido común, de lo que dice la ciencia, decir que esta ley de aborto va a perjudicar gravemente el ethos y la cultura nacional y quienes van a perder van a ser los niños que no van a nacer y también las madres que en definitiva muchas veces se les obligó y condicionó a terminar con la vida de un inocente”, manifestó Mons. Chomali.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 18 de marzo de 2016
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