En una sencilla manifestación de unas 100 personas el domingo 24 de abril frente a las oficinas administrativas de Hong Kong, el Purpurado “que no podemos dar por descontado que tenemos que afrontar esta persecución. No podemos quedarnos sin hacer nada. Si nos quedamos callados, somos cómplices”.
Ese mismo día la comisión diocesana de Justicia y Paz de Hong Kong anunció la conclusión de una campaña para pedirle al Papa Francisco que rece por la libertad religiosa y por el fin de la persecución en China.
La petición, que reunió 800 firmas en la diócesis, solicita al gobierno que deje de sacar las cruces de las iglesias y al Pontífice le pide rezar por dos obispos desaparecidos.
En declaraciones a UCAnews.com, el Cardenal afirmó que espera “que el Papa pueda incluir la campaña para evitar el retiro de cruces y a los obispos desaparecidos en sus oraciones del día”.
Las autoridades han removido al menos 1700 cruces desde finales de 2013.
La comunidad católica está además preocupada por el destino de dos obispos de la provincia de Hebei: Mons. James Su Zhimin, de 84 años de edad; y Mons. Cosmas Shi Enxiang, de 95.
“Estos dos obispos han estado encarcelados por más de la mitad de sus vidas. Y han sido desaparecidos a la fuerza entre 15 y 18 años”, señala la petición.
La Iglesia Católica en China
China permite el culto católico únicamente a la Asociación Patriótica Católica China, subalterna del Partido Comunista de China, y rechaza la autoridad del Vaticano para nombrar obispos o gobernarlos. La Iglesia Católica fiel al Papa no es completamente clandestina; aunque es asediada constantemente.
Las relaciones diplomáticas entre China y el Vaticano se rompieron en 1951, dos años después de la llegada al poder de los comunistas que expulsaron a los clérigos extranjeros.
En diciembre de 2010, el nombramiento de un obispo legítimamente ordenado como Presidente de la asociación, durante una asamblea que sacerdotes y obispos fieles a Roma debieron atender a la fuerza, ha generado un distanciamiento entre el Vaticano y China.
Desde entonces la Santa Sede ha intentado acercarse a las autoridades del gobierno del gigante asiático.
Entre 2012 y 2015, China permitió la ordenación de dos obispos aprobados por el Vaticano, algo que permitió cierto acercamiento.
En agosto de 2014, mientras se dirigía a Corea del Sur, el Papa Francisco envió un telegrama al presidente de China, cuando su avión sobrevolaba el espacio aéreo del país para expresarle sus mejores deseos y darle una bendición para esta nación.
El hecho de que el Papa haya recibido permiso para sobrevolar el espacio aéreo chino fue considerado como un pequeño paso adelante. El Papa Juan Pablo II tuvo que evitar el espacio aéreo de este país durante sus viajes a Asia.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 22 de abril de 2016
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