Esto lo consideró como una confirmación de lo que iba a hacer dos días después tras recibir solo seis respuestas con algunas preocupaciones, de un total de 1.181 provenientes de todo el mundo, tras una consulta que se inició de forma reservada en 1946.
El episodio se repitió el 31 de octubre, el 1 de noviembre cuando proclamó el dogma y el 8 de noviembre, “y después ya no”.
El Pontífice escribió que intentó en otros días, a la misma hora de la tarde y en condiciones atmosféricas semejantes, “mirar el sol para ver si aparecía el mismo fenómeno, pero en vano; no pude mirarlo ni siquiera un instante, la vista quedaba inmediatamente deslumbrada”.
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