
Desde ese centro de vida espiritual ejerció una amplia influencia en los monasterios del Viejo Continente. Odón insistía mucho en orar fervorosa y constantemente con los salmos, así como en la observancia del silencio dentro de los monasterios. Con él Cluny alcanzó tal esplendor espiritual que se construyeron otros quince monasterios directamente bajo su influencia.
En la catequesis que Benedicto XVI le dedicó a este monje en 2009 señalaría: “San Odón fue un verdadero guía espiritual tanto para los monjes como para los fieles de su tiempo… Ante el gran número de vicios difundidos en la sociedad, el remedio que él proponía con decisión era el de un cambio radical de vida, fundado en la humildad, la austeridad, el desapego de las cosas efímeras y la adhesión a las eternas”.
San Odón murió santamente el 19 de noviembre del año 942.
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