El portavoz de la Organización Mundial por la Paz, Samuel Delgado Cedillo, remarcó que “la bendición del Papa Francisco a nuestra primera escultura no sólo santifica nuestra misión, sino que también envía un poderoso mensaje al mundo: la paz es posible y es responsabilidad de todos trabajar para conseguirla”.
La elección de la Ciudad del Vaticano, auspiciada por Delgado Cedillo para instalar la primera escultura, no fue casualidad. Este lugar, considerado un epicentro espiritual para millones de personas, simboliza la trascendencia de la paz más allá de las fronteras y las creencias religiosas.
En la ceremonia de bendición, el Santo Padre destacó la importancia de trabajar juntos por un futuro pacífico. “Esta escultura nos recuerda que, a pesar de nuestras diferencias, todos compartimos el anhelo de vivir en paz. Es un llamado a la acción, para que cada uno de nosotros sea constructor de paz en nuestro entorno”.
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