"Ninguna circunstancia, ninguna finalidad, ninguna ley del mundo –nos enseña el beato Juan Pablo II– podrá jamás hacer lícito un acto que es intrínsecamente ilícito, por ser contrario a la Ley de Dios, escrita en el corazón de cada hombre, reconocible por la misma razón, y proclamada por la Iglesia. Por ello, el aborto directamente intentado no es ley ni un derecho”, aseveró citando una carta pastoral suya de 2012.
El Prelado recordó que “el Papa Francisco en su reciente encíclica Laudato Si', nos dice que ‘tampoco es compatible la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto. No parece factible un camino educativo para acoger a los seres débiles que nos rodean’. Y, citando a Benedicto XVI, nos recuerda asimismo que ‘si se pierde la sensibilidad personal y social para acoger una nueva vida, también se marchitan otras formas de acogida provechosas para la vida social’”.
“¿Cómo se podría hablar de la dignidad del hombre, cuando los mismos hombres con sus leyes permiten matar al más débil e inocente? ¿Amparado y en nombre de cuál justicia se realiza la más injusta de las discriminaciones entre las personas, al legislar que algunos son dignos de ser defendidos y de vivir, mientras a otros se les niega tal derecho?”, interpeló.
Mons. Martínez dijo estar “conmovido” con los católicos y los hombres de buena voluntad de la provincia por “la insistencia sistemática y con una programación inexplicable con la que se combate la vida del niño por nacer y la familia, célula básica de la sociedad” y expresó “su oposición más fuerte y decidida a estas leyes que no son leyes porque no son justas y lesionan gravemente el tejido social”.
Asimismo, invitó a los sacerdotes de la diócesis y, especialmente a las familias católicas, a que organicen en sus parroquias, turnos de adoración al Santísimo Sacramento y rezo del rosario para “pedir a Dios que tenga misericordia de nosotros y bendiga nuestra diócesis concediéndonos el don de la fidelidad a sus mandamientos”.
“A la vez que quiero animarlos exhortándolos a que tengan el coraje de defender la vida, desde el lugar en que se encuentren, aún y a pesar de las presiones que reciban para actuar en contra de la ley natural y de la divina”, concluyó.
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