Atentados islamistas en Túnez, Kuwait y Lyon dejan más de 60 muertos
El obispo de la diócesis francesa asegura que “ninguna ideología, ni religión puede legitimar estos actos bárbaros: ellos van contra el hombre y su dignidad"
Roma, 26 de junio de 2015 (ZENIT.org) Sergio Mora | 33 hits
Tres atentados terroristas se registraron este viernes en Túnez, Kuwait y Lyon con un saldo de más de 60 muertos. En Túnez dos terroristas abrieron el fuego contra turistas que se encontraban en la playa en Kantaoui y dejaron al menos 37 muertos y los turistas serían mayoritariamente alemanes y británicos.
En Kuwait, milicianos del Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) se atribuyeron la explosión de una mezquita chií en el distrito Al Sawabir. Fue después de la oración de los viernes, y dejaron al menos 27 muertos y muchos heridos graves.
En Francia, dos terroristas con una bandera islamista decapitaron a un hombre e hirieron a varias personas en una planta de gas ubicada en Saint Quentin Fallavier, a 30 kilómetros el este de la ciudad de Lyon, centro-sur de Francia.
El obispo de la diócesis francesa de Grenoble-Vienne, en donde se encuentra el municipio que sufrió el atentado, tras condenar la violencia ha hecho un llamado a los creyentes. “Invito a todos los creyentes a rezar por la paz y por una fraternidad cada vez más auténtica entre nosotros”, escribió monseñor Guy de Kerimel. Y precisó que “en nombre de la comunidad católica de Isére, deseo expresar todo mi sufrimiento tras el odioso atentado que tuvo lugar esta mañana en nuestro territorio”.
“Nuestro pensamiento --escribió el obispo-- como nuestra oración van a las familias de las víctimas y a sus seres cercanos, y también a nuestro país que ha sido nuevamente agredido”. Y recordó que “ninguna ideología, ni religión puede legitimar estos actos bárbaros: ellos van contra el hombre y su dignidad”.
Citando su reciente encuentro con la comunidad musulmana añadió: “Como he expresado a los responsables de las comunidades musulmanas con motivo del Ramadán, 'más Dios es adorado, más nos abre los ojos y los corazones a nuestros hermanos humanos, en particular a los que sufren necesidad. Más Dios es adorado menos encuentra espacio en los corazones para el odio y las divisiones'".
Y concluye indicando que “estos actos terroristas tremendamente monstruosos no quebrantarán nuestra confianza en el amor misericordioso de Dios” porque “nuestro empeño cotidiano para construir relaciones de amistad se verán reforzadas”.
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