Desde hace 20 años, los Frailes Franciscanos de la Renovación dirigen un “restaurante” poco convencional, en el cual se encuentran con los más pobres de Inglaterra para alimentarlos y llevarles a Cristo, en especial en medio de la pandemia del COVID-19.
En declaraciones a CNA -agencia en inglés del Grupo ACI-, el P. Christopher Joseph McBride, miembro de la orden franciscana, dijo que Friar Benet's Kitchen es un comedor de beneficencia ubicado en un antiguo salón de la parroquia St. Margaret, que fue construida después de la Primera Guerra Mundial.
El comedor se ubica en el distrito de Canning Town, Newham, un lugar pobre ubicado en East London. Se estima que en el municipio de Newman más de la mitad de los niños (el 52%) viven en hogares en situación de pobreza, una cifra mayor al promedio de Londres.
Si bien los Frailes Franciscanos de la Renovación, se establecieron en 1987 en la Arquidiócesis de Nueva York, en el año 2000 se mudaron a Londres motivados por la oportunidad de servir a los pobres, a ejemplo de San Francisco, que vivió entre los pobres de Asís. Desde entonces, los frailes se dedicaron a servir a los más necesitados a través de la cocina y la oración.
“Somos muy conscientes de que, ya sabes, alimentamos a la gente, pero el verdadero deseo es bendecirlos espiritualmente”, dijo el P. McBride que además es el responsable de la cocina.
El sacerdote explicó que se turnan en grupos para rezar. Por ejemplo, dijo que mientras los frailes sirven la comida a los que llaman sus “clientes”, los voluntarios se dirigen a la sencilla capilla que tiene la parroquia y se arrodillan ante el Santísimo Sacramento.
“La oración continúa cuando comenzamos a servir la comida. Tenemos lo que llamamos una rotación de adoración. Entonces, mientras se sirve la comida, algunos de los voluntarios pueden entrar y tener adoración al mismo tiempo”, agregó.
El P. McBride dijo que los frailes rezan para que cada visitante tenga un encuentro con Jesús que cambie su vida, y se alegran si sus invitados simplemente se sienten bendecidos por asistir.
“Siempre rezamos al principio y al final por todos los que vienen, por sus necesidades, por el empleo, por la vivienda, porque se liberen de las adicciones”, dijo.
Franciscanos al servicio durante la pandemia
Lamentablemente, tras el inicio de la pandemia del COVID-19 en marzo de 2020, la comunidad franciscana que tiene su sede en St. Fidelis Friary, no solo tuvo a un fraile enfermo, sino que tuvo que cerrar temporalmente hasta que pudieran asegurarse de que el ambiente fuera seguro para sus invitados.
“Con el primer encierro, estábamos realmente enfermos”, dijo el P. McBride y relató que “uno de los frailes estaba particularmente enfermo, Dios lo bendiga. Hicimos que los paramédicos lo ayudaran. Realmente pensamos que podría ser llevado al hospital. Pero, le dimos la Unción de los Enfermos y se recuperó por completo”.
El “restaurante” reabrió en julio de 2020, cuando disminuyeron las restricciones. El P. McBride explicó que para garantizar un espacio más seguro para sus comensales, siguieron las medidas de bioseguridad que se requerían como el uso de mascarillas, guantes y distanciamiento social.
Además de las restricciones, la comunidad se enfrentó a otro reto: las fuertes lluvias repentinas. El sacerdote explicó que tenían que atender en espacios exteriores; sin embargo, no tenían como protegerse ni proteger a sus visitantes de las lluvias.
“Nos dimos cuenta tan pronto como salimos del verano que teníamos un problema, que no había como protegernos”, dijo. “Estábamos todos afuera y todos se iban a empapar muy rápido tan pronto como cambiara el clima”, agregó.
Fue así que en septiembre de 2020, la comunidad instaló tres refugios al aire libre. “Proporcionan cobertura, que es lo principal, lo que nos permite hacer funcionar la cocina. Afuera se entrega la comida en bolsas. Algunas personas se quedan y comen debajo del refugio o si no llueve, en cualquier lugar donde se sientan cómodos para sentarse”, explicó.
El P. McBride dijo que antes de la pandemia, el municipio de Newman se estaba volviendo un poco más próspero; pero todo cambió con el COVID-19. Por ello, la parroquia local también abrió un banco de alimentos para apoyar a los más necesitados durante la crisis.
“Han estado viniendo varios cientos de personas […] Creo que hasta alrededor de 400 en una semana, lo que indica que las personas están necesitadas”, dijo. “Conozco personas que han perdido sus trabajos o están comprando cosas a crédito”, agregó.
Para el sacerdote, la crisis de la pandemia aún no alcanza su punto máximo en el país y durará aún mucho más tiempo. “No creo que hayamos visto todo lo que traerá la pandemia. Se ha visto en artículos que el Reino Unido podría tener su peor recesión en 300 años. No soy economista, pero te preguntas: ¿cómo pagas la licencia y todo lo demás?”
Friar Benet’s Kitchen depende de las donaciones. Parte de la comida proviene de una organización benéfica llamada City Harvest London, que recolecta productos de los restaurantes y los entrega al comedor. Otras donaciones son de la gente de la zona o ciudadanos generosos que los apoyan por medio de su sitio web.
La vocación de servicio del cristiano
El “restaurante” franciscano de caridad jugó un papel fundamental en la historia vocacional del P. McBride, que conoció este singular servicio antes de ingresar a la orden franciscana en 2004.
“Fue el primer convento que visité cuando estaba discerniendo”, dijo. “Bajé a visitarlos y ellos estaban a cargo del comedor de beneficencia. En ese momento, también estábamos ayudando con un refugio para personas sin hogar”, dijo el sacerdote, que fue ordenado sacerdote en 2015, según el periódico de la Arquidiócesis de Nueva York.
El P. McBride aconseja a los católicos que hagan un esfuerzo adicional para ir al encuentro de los pobres durante la pandemia. “Es el llamado de cada cristiano el hacer todo lo que podamos por el más pequeño de nuestros hermanos, cualquiera que esté luchando”, aseveró.
“Cuando veas a alguien, trata siempre de ofrecerle algo de comer. Si estás en una ciudad, averigua dónde están los lugares que brindan comida a los que pueden ir. Especialmente para las personas sin hogar, simplemente, detente y salúdalos”, agregó.
El sacerdote también recordó que en Friar Benet’s Kitchen, no solo acogen a los católicos, sino a toda persona, independientemente de su creencia o religión.
“En general, el deseo es, dondequiera que estén las personas, bendecirlas, animarlas y acercarlas a la verdad de ese encuentro, a esa relación con Jesús. Es lo mismo para todos nosotros, sea que dirija el proyecto o sea voluntario, y creo que esa es la belleza del trabajo”, dijo.
“Sabemos que lo que estamos haciendo, lo estamos haciendo por Cristo. Y eso es lo que da una sensación de plenitud y gozo y acercamiento a Cristo. De cualquier manera que esté sirviendo o recibiendo, sabemos que viene de Cristo y nos lleva a Él. Es algo hermoso”, concluyó.
Traducido y adaptado por Cynthia Pérez. Publicado originalmente en CNA.
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