En una conmovedora ceremonia el Papa Francisco ordenó nueve sacerdotes de la Diócesis de Roma este 25 de abril, cuarto Domingo de Pascua y Domingo del Buen Pastor, día en el que la Iglesia celebra también la Jornada de Oración por las vocaciones.
Se trató de la primera vez que el Santo Padre presidió una Misa nuevamente desde el Altar principal de la Basílica de San Pedro del Vaticano, el Altar de la Confesión y no el Altar de la Cátedra.
Además, en esta Santa Misa participaron muchos más fieles de las anteriores Eucaristías papales. Se estima que fueron alrededor de 500 personas, quienes respetaron las medidas sanitarias vigentes, usaban tapabocas y las sillas respetaban la distancia prevista.
Los nuevos presbíteros nacieron en cuatro países diferentes: uno en Colombia, uno en Brasil, uno en Rumanía y seis en Italia. Todos ellos estudiaron en seminarios de Roma: seis en el Pontificio Seminario Romano Mayor, dos en el Colegio diocesano Redemptoris Mater y uno en el Seminario de la Madonna del Divino Amore.
Sus nombres son: Georg Marius Bogdan, Salvatore Marco Montone, Manuel Secci, Diego Armando Barrera Parra, Salvatore Lucchesi y Giorgio de Iuri del Pontificio Seminario Mayorñ Riccardo Cendamo y Samuel Piermarini del Redemptoris Mater y Mateus Henrique Ataide da Cruz del Seminario de la Madonna del Divino Amore.
En su homilía pronunciada en forma espontánea, el Papa Francisco alentó a ser pastores y no sacerdotes ‘empresarios’, a imitar el “estilo de Dios” que consiste en la cercanía, la compasión y la ternura y a vivir cuatro “cercanías”: a Dios, al Obispo, entre ellos y al pueblo de Dios.
“Por favor, aléjense de la vanidad, del orgullo, del dinero. El diablo entra por los bolsillos, piensen esto, sean pobres, como pobre es el santo fiel pueblo de Dios, pobres que aman a los pobres, no sean trepadores, la carrera eclesiástica, que después, te conviertes en funcionario, y cuando un sacerdote entra para ser empresario, sea de la parroquia, sea del colegio, sea donde sea, pierde aquella cercanía al pueblo, pierde aquella pobreza que lo asemeja a Cristo pobre y crucificado y se convierte en empresario, en sacerdote empresario y no el servidor”, indicó el Papa.
Además, el Santo Padre alentó a los nuevos presbíteros a recordar siempre de dónde vienen, que han sido elegidos por el Señor del pueblo de Dios para ejercer “públicamente en la Iglesia en su nombre el oficio sacerdotal en favor de todos los hombres” y a continuar “su misión personal de maestro, sacerdote y pastor”.
“A ustedes, queridos hijos, que van a ser ordenados presbíteros, consideren, en la parte que les corresponde, la función de enseñar en nombre de Cristo, el Maestro. Serán como él, pastores, y esto, es lo que quiere de ustedes, pastores, pastores del santo pueblo fiel de Dios, pastores que van con el pueblo de Dios, algunas veces adelante, en medio o al final del rebaño, pero siempre allí, con el pueblo de Dios”, exhortó.
En esta línea, el Pontífice alertó sobre “la carrera eclesiástica” y añadió “esto no es una 'carrera': es un servicio, un servicio como el mismo que hizo Dios a su pueblo. Y este servicio de Dios a su pueblo tiene las 'huellas' del servicio de Dios a su pueblo, tiene un estilo, un estilo que ustedes deben seguir. Estilo de cercanía, estilo de compasión y estilo de ternura. Este es el estilo de Dios. Cercanía, compasión, ternura”.
Por ello, el Papa pidió ser “sacerdotes de pueblo, no clérigos de Estado” y reiteró la importancia de vivir “las cuatro cercanías del sacerdote: cercanía con Dios, cercanía con el Obispo, cercanía entre ustedes, cercanía con el pueblo de Dios. El estilo de cercanía, que es el estilo de Dios, pero el estilo de Dios es también un estilo de compasión y de ternura”.
“No cierren el corazón a los problemas, y verán muchos, problemas de las personas cuando vienen a contarles sus problemas, pierdan tiempo escuchando y consolando, la compasión que te lleva al perdón, a la misericordia. Por favor, sean misericordiosos, sean ‘perdonadores’, porque Dios perdona siempre, no se cansa de perdonar, somos nosotros que nos cansamos de pedir perdón, cercanía y compasión, pero compasión tierna, con aquella ternura de familia, de hermano, de padre, con aquella ternura que hace sentir que tú estás en la casa de Dios”, aconsejó.
En este sentido, el Santo Padre lamentó un reciente hecho que lo conmovió mucho de “un sacerdote muy inteligente, muy práctico, muy capaz, que tenía en las manos tanta administración, pero tenía el corazón apegado a aquella oficina, y un día, porque vio que uno de sus empleados, un anciano, había cometido un error, le gritó, lo hecho fuera, y aquel anciano murió por esto. Aquel hombre fue ordenado sacerdote y terminó un sacerdote despiadado”.
Asimismo, el Papa recordó que “Jesús consuela a los pastores, porque Él es el Buen Pastor” por lo que invitó “busquen consolación en Jesús, busquen consolación en la Virgen, no olviden la Madre, busquen siempre consuelo allí, ser consolados allí. Y lleven las cruces, existirán en su vida, de la mano de Jesús y de la Virgen”.
“Y no tengan miedo, no tengan miedo. Si ustedes son cercanos al Señor, al Obispo, entre ustedes y al pueblo de Dios, si ustedes tendrán el estilo de Dios, la cercanía, la compasión y la ternura. No tengan miedo, que todo irá bien”, concluyó el Papa en su homilía.
Después del rito de la ordenación presbiteral, los neo sacerdotes se acercaron al altar y concelebraron con el Santo Padre.
Al finalizar la Misa, el Papa realizó el gesto tradicional de besar las manos de cada uno de los nuevos sacerdotes, y uno de ellos, lo bendijo.
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